jueves, septiembre 20, 2007

Esquitxos

Una de las características más sorprendentes que experimentamos quienes habitamos la adolescencia de la vejez (osea,la cincuentena), es darte cuenta de que vas sustituyendo las ilusiones por los temores. Antes, cuando jugabas un partido de tenis pensabas en la victoria, ahora sólo te preocupa que tus articulaciones salgan más o menos indemnes.
Con la política, tres cuartos de lo mismo, de las ilusiones por el cambio o por el simple sentido común, pasas a temores cada vez más fundamentados. Así, tengo miedo de la derecha cuando se pone en plan "sin complejos" y tira por la calle de en medio, como Bush, Aznar o ahora Sarkozy, y me dan náuseas cuando a la izquierda le da el" síndrome Evita", que es aquella propensión a hacer dádivas con el dinero de todos, al estilo de la mujer de aquel ilustre demagogo el general Perón como parece estar ocurriendo en nuestro país ahora que se acercan las elecciones.
Con mis cuatro pelos como escarpias, me voy unos días de vacaciones. Horrevoir.

sábado, septiembre 15, 2007

Esquitxos

A vueltas con el encaje de Cataluña y Euskadi en España: una corresponsal opina que cualquier "diferenciación" con otras autonomías es ofensiva por cuanto significaría privilegios para sus ciudadanos. No tiene ni debe ser así, pero la experiencia de tanta palabrería, tanto sinsabor en el tema, me enseña que sin un reconocimiento de la especificidad vasca y catalana, su fuerte sentimiento nacional, nunca se resolverá el problema de su inclusión en un proyecto español.
El "cómo" es cuestión de juristas y políticos (Herrero de Miñón tiene bastantes cosas que decir al respecto, y con notable tino), pero desde luego sé "cómo" no se resolverá, y es atizando fobias como se hizo con el Estatut o apelando al apocalipsis cada vez que se advierte en el horizonte una posibilidad de solución dialogada en el problema de la violencia terrorista.

jueves, septiembre 13, 2007

Esquitxos

La noticia de la dimisión-retirada de Josu Jon Imaz al frente del nacionalismo vasco es un torpedo en la línea de flotación del pensamiento débil de quienes aún confiaban en un encaje no chirriante de Euskadi en España ("seducir a España", decía Imaz). Ya estamos de nuevo entre maximalismos, el del PNV soberanista que recogería las almendras tras las sacudidas del árbol por parte de ETA y el del españolismo rampante que no entiende otra tesis que la de la equiparación de Cataluña y Euskadi a autonomías como Extremadura o Castilla-León, dicho sea con todos mis respetos para estas regiones.
Es el continuo tejer-destejer de España que viene desde la pérdida de Cuba y para el que no se avistan soluciones a medio plazo. Es un fastidio no ser como Francia y los franceses que no se cuestionan la francesidad, pero las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen.

sábado, septiembre 08, 2007

Esquitxos

Afortunadamente la sangre no llegó al río en el pregón de las Fiestas patronales de Maó/Mahón y Boris Izaquirre pudo hablar y actuar con comedimiento y sin alharacas. Lamentablemente no pude entender sus palabras porque desde dentro del Ayuntamiento la acústica era pésima, aunque mi impresión es que fue bastante anodino aunque no extravagante como algunos temían.
Me sorprendió gratamente,por lo que significa de aceptación de la peculiaridad,el tirón de Boris entre los jóvenes, que invadieron el Ayuntamiento para acercarse a su ídolo.Por mi parte, prefiero otro tipo de pregones, alguna reflexión sobre presente y futuro, pero corren tiempos de flashes y shows y resulta muy difícil nadar contracorriente. Lo cual no significa que no haya que intentarlo. En ello estamos algunos, modestamente, pero con determinación.

jueves, septiembre 06, 2007

De pregones y pregoneros

Publicado en "Diario Menorca" el 6 de Septiembre 2007
Las hojas del ullastre ululan misteriosamente en días de calma chicha, como si se hubieran puesto de acuerdo con esas aguas que descienden turbulentas bajo el puente de las Fiestas de Gràcia, arrastrando todo tipo de pataletas y berrinches por la elección del pregonero, un conocido showman televisivo con escasa relación conocida con la ciudad de Mahón ... ¿Es ésta la única madre del cordero de tanto indignado aspaviento o hay más motivos, no tan confesables? Dejémoslo en, ¿maliciosa?, conjetura, aunque determinadas proclamas (“¡mejor en Chueca!”) aparecidas en estas páginas hacen pensar lo peor.
El debate está manifiestamente desenfocado por cuanto no es el quién sino el cómo del pregón lo que realmente interesa, es decir, si queremos que sea primordialmente cultural, lúdico-cultural, o si nos decantamos por el simple entretenimiento o show, que es lo que parece marcar la deriva actual de los pregones, muy en consonancia, por otra parte, con la actual sociedad del disfrute perpetuo y la banalidad entronizada como tótem de la cultura de masas: ¡déjense de intelectualismos elitista-soporíferos y proporcionen diversión, que la lucha por la vida ya es suficientemente seria y dura!
El viejo ullastre me susurra que, para sus jurásicos gustos, el pregón debería tener su matiz cultural, con una reflexión de fondo sobre quiénes somos y adónde vamos (“Raíces anglo-culés de la mahonesidad”, sería mi aportación, por poner un ejemplo), pero que no está en contra de darle un aire festivo, acorde con el ambiente. Cree, en su juguetona arboreidad, que con una inteligente dosis de humor pueden conseguirse ambos objetivos, aderezándolos ineludiblemente con una pizca del sentimiento que da el arraigo, aunque cuidadito, que hubo una vez un titiritero con raíces en la ciudad, cuyo mensaje más sutil fue recomendarnos a mahoneses y mahonesas que porfiáramos en aquellas extravagantes posturas que la revista “El Jueves” suele llevar a su portada.
Este año se ha optado por un personaje que parece puramente de la farándula pero no lo es tanto (no le he leído pero sé que es un escritor notable) y que conoce la ciudad de oídas o como turista ocasional. En principio no parece la mejor opción y denota que se ha optado por el pregón-show, lo cual es motivo de lógica y saludable controversia. Lo que ya no es tan lógico, razonable ni saludable es escenificar un rasgamiento de vestiduras colectivo faltando a los deberes más elementales de la cortesía y hospitalidad, virtudes que desde siempre han adornado a los mahoneses, al igual que la mesura en sus críticas y manifestaciones.
He pedido permiso al ullastre para abandonar el abrigo de su copa e ir a escuchar respetuosamente a Boris Izaguirre. Es un visitante que viene de buena fe porque se lo han pedido, él no lo ha buscado, y se habrá tomado la molestia de documentarse y estrujarse las meninges (concedámosle al menos el beneficio de la duda) para ofrecernos un pregón digno de su probada inteligencia, más allá de su peculiar y anecdótico histrionismo. Discrepar del enfoque dado a los pregones no puede ser sinónimo de perder los papeles ante nuestros visitantes. Y quién sabe, puede que el tal Boris nos descubra matices insospechados de nosotros mismos y que nos ayude a no tomarnos tan en serio.