sábado, octubre 23, 2010

De presidentes, películas…Y regates

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 23 Octubre

12-X-10
Observando compasivamente (sí, incluso los políticos merecen compasión) las agónicas boqueadas del presidente del Gobierno, pienso en el triste final de todos los presidentes de la democracia: Adolfo Suárez traicionado y vilipendiado por los suyos, Felipe González envuelto en una borrasca de corrupción y crímenes de Estado, Aznar, tan ensoberbecido como desprestigiado por su inaudito y servil seguidismo del orate Bush, y ahora Zapatero en quien no parecen creer más que Sonsoles, su mujer, y Leire Pajín, su fiel escudera.
Y me vienen a la memoria unas frases reveladoras de cuando dos de ellos estaban en la cresta de la ola y que aterrorizaron al dietarista. La primera la pronunció Aznar tras embarcar en un avión a unos inmigrantes subsaharianos, drogados y maniatados: “Había un problema y se solucionó”, toda una declaración de principios de un gobernante “sin complejos”. La otra la profirió Zapatero en una complaciente entrevista en la que relataba lo que le dijo a su mujer tras ser investido presidente: “No te puedes imaginar, Sonsoles, la cantidad de gente que podría ser presidente del Gobierno”, certero presagio de lo que se nos venía encima: la levedad extrema, la frivolidad…la incompetencia.

13-X-10
Como feligrés de Woody Allen, a quien dedico mi próxima novela, acudo a Ocimax para el rito anual. “Es una película amarga”, me habían advertido y, sin embargo, mi mujer y yo nos pasamos un par de horas con la sonrisa puesta. ¿Amargura es constatar que nuestros tropiezos generalmente superan a nuestros aciertos? ¿Amargura es no creer en una felicidad beatífica y permanente sino sólo en alegrías tan intensas como transitorias? ¿Amargura es constatar la inexorabilidad de la decadencia y, sin embargo, seguir sonriendo?

14-X-10
Mi hijo, que marcha a Chicago para asistir a un congreso profesional me pide un libro para el avión. Compruebo mis existencias en obras de Mario Vargas Llosa y me fijo en los más manoseados, o sea, más revisitados, más prestados a los amigos: “La tía Julia y el escribidor”, “Pantaleón y las visitadoras”, “La guerra del fin del mundo” y “La fiesta del chivo” en novela, y “Contra viento y marea” su libro de ensayos, una valiente y honesta abjuración pública de sus pecados castristas de juventud.
Vargas Llosa, escritor de un talento extraordinario es a su vez fiel exponente de una actitud abierta, ilustrada y auténticamente liberal, más allá de la dicotomía derecha/izquierda: está por la legalización del aborto y las drogas, defiende la igualdad para los homosexuales, abomina de los nacionalismos, pero de todos ellos, no sólo del catalán... Su Nobel me emociona profundamente. Y le doy a mi hijo “La tía Julia y el escribidor”. ¡Qué envidia de horas tranquilas para la lectura!

16-X-10
Me levanto con buen sabor de boca tras haber escuchado anoche en el Ateneo al profesor Sebastián y a pesar de los lúgubres presagios del presidente Fayas sobre la pervivencia del Ateneo. Y es que siempre reconforta escuchar, en medio de la turbamulta, un discurso articulado, argumentado y coherente, capaz de llegar a un diagnóstico de la situación. ¡Diagnóstico!, familiar palabra para el médico y reclamada por el lúcido catedrático de economía: si los partidos políticos españoles no son capaces de llegar a un diagnóstico común sobre la realidad, no puede haber soluciones factibles, cada cual con sus matices. ¿Veremos algún día el prodigio de que tras un amplio debate los principales líderes lleguen a decirnos “esto es lo que hay”, y a partir de aquí plantear sus respectivas propuestas?
También incidió el catedrático en el cáncer de la picaresca hispana que contribuye lo suyo a ahuyentar inversiones, por la inseguridad jurídica que genera, y de la que les ofrezco un ejemplo significativo en la ilustración de este dietario. Sin comentarios.

17-X-10
Cuando los americanos dan con un guión decente montan películas estupendas, como “La red social” sobre el nacimiento del fenómeno Facebook, con una demoledora escena final para los colgados on line en particular y los adictos al trabajo en general.

20-X-10
Mientras los franceses retoman su querencia por las barricadas en un acto tan poético como inútil y nuestro carajillo party mediático abomina de Rubalcaba y de la “venta de España a los vascos”, el presidente Zapatero intenta regatear a la fatalidad con un profundo cambio de gobierno, preludio de su previsible mutis por el foro. ¿Está o no todo el pescado vendido?

Si amas la cultura, hazte socio del Ateneo.

lunes, octubre 18, 2010

¿En la senda del carajillo party?

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 16 Octubre

Cada día resulta más alucinante, y este caso el manido adjetivo es imprescindible, darse un garbeo por las páginas de ciertos medios o, en su defecto, por el revelador blog de José Mª Izquierdo en El País o, si uno tiene estómago suficiente, por las diferentes cadenas que colonizan la TDT y que rivalizan una con otra en a ver quién la dice más gorda. Al final, el panorama observado / escuchado en nuestro país no se aleja demasiado del que ofrecen buena parte de los medios norteamericanos empeñados en una cruzada denigratoria contra el presidente musulmán desde la estelar aparición del “movimiento” (así, nada menos, quieren ser conocidos sus miembros) ultraconservador del tea party. Uno mismo ha tenido que bloquear la entrada de comentarios anónimos en su modesto blog, permanente asediado por huestes liberales “sin complejos”.
Parece como que nuestros neocons amantes del vínculo trasatlántico pretendieran consolidar por la vía mediático-social lo que no acabaron de cuajar en su época de gobierno más asilvestrada: una auténtica conjunción planetaria con lo más granado de la opinión pública norteamericana, una especie de carajillo party en el que vale todo, desde la manipulación más grosera al insulto más soez. Es un discurso (?) simple, claro, directo, sin matices ni complejos, tan consustancial con los tiempos actuales de eslóganes y política-espectáculo, que calan como un chaparrón en el tejido social y colonizan no sólo a los medios sino a la propia vida de relación: cada vez resultan más aventuradas las cenas y reuniones con antiguos amigos pues abundan las conversiones al movimiento y ya sabe cómo las gastan los conversos.
¿Y qué nos proponen los amantes del té / carajillo? Se trata de un modo transnacional, global, de entender la vida, no sólo de un sistema de gobierno, una especie de anarquismo de derechas destinado a reducir los controles estatales (excepto los que se refieren a “indisolubles” unidades) y los servicios públicos, a tomar decisiones “sin complejos”, fuera de la lentitud deliberativa intelectualoide, una ideología del éxito personal, en pocas palabras, definir la democracia como “lo que quiere el pueblo”, o como suelen decir por aquí nuestros neoliberales, atender a las preocupaciones de la “gente normal”. Los que se quedan fuera del sistema, es su problema, si se esforzaran más en lugar de ordeñar al papá Estado… Y si no lo hacen, siempre nos quedarán las deportaciones.
Mientras tanto, la izquierda democrática, pese a haber sido la muñidora de las grandes conquistas sociales (derechos de los trabajadores, libertad de asociación, seguridad social, jubilación, vacaciones pagadas, laicidad republicana etcétera) que han llevado a la Europa moderna, se ha dejado ganar la batalla por la libertad que siempre había sido su bandera. Hoy día los chicos de los coros y danzas de todos los países se han adueñado de tan noble concepto, enarbolándolo como un azadón cuando los progres esbozan una tímida reforma sanitaria en Norteamérica o por estos lares pretenden poner límites cívicos al individualismo o límites ecológicos al desarrollismo, que serían simplemente mínimos democráticos.
Mientras los entusiastas militantes del tea party oran al Dios cristiano, acusan de musulmán y comunista a Obama, y obligan al Partido Republicano a plantear un radical programa para las elecciones legislativas de noviembre con el objetivo de paralizar la incipiente reforma sanitaria y cualquier otro atisbo de gasto que no sea para las fuerzas armadas y la seguridad nacional, nuestra alegre muchachada liberal dedica toda clase de epítetos al Presidente del Gobierno (con orgía incluida el “día de la raza”), a Rubalcaba o a cualquier ministra que se mueva mínimamente, al tiempo que echa tinta de calamar mediática sobre la corrupción en su partido (que lo es, a pesar de los “maricomplejines”) e infamias contra jueces y policías que osan investigarla, y oculta sistemáticamente las medidas que piensa tomar cuando gobierne, salvo la consabida bajada de impuestos y, de la mano con los obispos, la batalla contra la nueva ley del aborto.
Claro que la izquierda socialdemócrata se lo pone fácil en Europa al té/carajillo party con su discurso gaseoso y alicorto, sin más identidad que una exhibición de buenismo tolerante con la inmigración clandestina (excepto cuando Sarko llama al orden) y la delincuencia social, con apelaciones vaporosas a la solidaridad internacional, ideario que va sucumbiendo una y otra vez en Italia, Francia ahora en Suecia, y dentro de poco, inevitablemente, en España, donde la situación se ha agravado con la caótica conducción de la crisis económica, primero tres veces negada antes de que cantara el gallo y luego mil veces corregida de sus propias correcciones.
¿Existe todavía una izquierda ilustrada realmente capaz de abrirse a la sociedad, afirmar el papel del Estado en la regulación de los excesos del mercado y el capitalismo financiero, consolidar unos servicios públicos eficientes y sostenibles, invertir en universidades y escuelas, defender la laicidad contra el intrusismo religioso, fomentar la investigación, apoyar una televisión pública de calidad y ayudar realmente a los débiles y discapacitados? ¿Es soñar demasiado pensar en un “movimiento” cívico transversal izquierda-derecha capaz de contrarrestar con ideas y proyectos las peligrosas simplezas de los contumaces consumidores de infusiones?