martes, junio 29, 2010

La obsesión catalana

Bueno, pues llegó la dichosa sentencia, un eslabón del continuo tejer-destejer que, cual tela de Penélope, es la relación de Cataluña con España, una historia de amor-odio como las que se dan en las mejores familias. Ni contigo ni sin ti y podríamos continuar con refranes y metáforas.
Desde la esquina menorquina, tierra que fue inglesa y francesa durante casi un siglo no hace tanto, se observa la interminable contienda con cierta distancia y no sin perplejidad.
Si uno pregunta a un inglés por una hipotética escisión escocesa ( escrupulosamente democrática, por supuesto), no levantará una ceja. Idem de idem si se le pregunta a un canadiense por la separación de Quebec ( su Tribunal Constitucional ha dictaminado unas normas modélicas que crean jurisprudencia en estos casos). Pero si se plantea el tema en la vieja piel de toro llueven chuzos de punta, Madrid y aledaños se rasga las vestiduras, oscilando entre la fobia anticatalana y las invocaciones a una "indisoluble unidad" que les obliga a seguir conviviendo con esos réprobos que persiguen cual nazis redivivos a los castellano parlantes y pretenden tener más derechos que los demás...
La verdad es que el Estatut lleva ya años aplicándose y no hay noticias de que España se haya roto, ni de que los ciudadanos catalanes tengan más derechos que los extremeños o que nos esquilmen a los demás. Pero en Madrit siguen invocando a todos los dioses en aras de preservar una "indisoluble unidad" y que "nacionalidad sí pero nación ni hablar", que desde esta esquina mediterránea y en pleno siglo XXI causa cierta hilaridad. Como si la palabrería pudiera conjurar cualquier futura pretensión soberanista de esos odiosos pero "indisolublemente unidos" vecinos que se empeñan en hablar raro con lo universal y práctico que es el castellano.
A mí me gusta España tal como está pero el futuro no está escrito por muchas sentencias que se promulguen. Y es que la democracia no viene de los dioses sino de los hombres, sempiternamente veleidosos.

viernes, junio 25, 2010

Crucifijos

Los obispos españoles nos alertan de los peligros que nos acechan si retiramos los crucifijos de los colegios. Se perderán los referentes tradicionales, los valores, nuestra esencia poco menos, vienen a decirnos. Pues miren, no, con todos mis respetos. El colegio público (el concertado nutrido por fondos públicos, también) debe ser un espacio ideológicamente neutral, un lugar de encuentro entre chicos de todas las ideologías y religiones familiares donde se les enseñe que hay, que puede haber un espacio común donde entenderse. Una especie de ágora donde puedan relativizarse los variopintos prejuicios de los progenitores y los niños aprendan a tolerar posturas distintas a la suya no como quien aguanta un zumbido molesto sino partiendo de la base que pueden albergar parte de razón.
En lugar de crucifijos, tirabuzones o velos sería mejor empapelar las paredes de los colegios con periódicos de todas las tendencias para aprender a confrontar las opiniones (no todas son respetables, sólo las personas que las emiten) y convertirlas en criterio (experiencia+estudio) que es un nivel superior de los valores deliberativos. Los crucifijos son sólo parte de la verdad por muy arraigados que estén entre nosotros y por tanto no pueden imponerse como símbolo universal.

miércoles, junio 23, 2010

España va bien

Publicado en "Diario Menorca" el miércoles 23 junio

Lo acaban de proclamar las instituciones europeas, el Fondo Monetario Internacional y el propio Obama: No os deprimáis, españolitos, estáis haciendo los deberes y con cuatro recortes más os ponéis al día. Pero no es de políticas económicas que quería hablar, entre otras cosas porque el ullastre no me lo permite, sino del papel de España (el equipo estatal según algunos pirados) en el Mundial sudafricano, que al inveterado lanzador de córners le parece notable y esperanzador. Veamos por qué.
El equipo español es de los pocos, quizá el único que sabe a lo que juega. Defiende un estilo, que es el del Barça, un Barçaña sin Leo Messi (pequeño detalle), que toca y toca, abre caminos hacia el gol, genera ocasiones, menos ante Suiza pero que debieron ser suficientes para ganar de haber tenido el mínimo de suerte que todo juego basado en las piruetas de un esférico saltarín necesita, y muchas más ante la débil Honduras que debió irse con un saco de goles. Ahí está el detalle básico para el optimismo: no me preocupan las ocasiones fallidas mientras se propicien, otro día entrarán, sobre todo si el exquisito Fernando Torres recupera, como espero, a base de minutos (viene de una operación en la rodilla) su acreditado olfato goleador para complementar el poder demoledor de David Villa.
También Xavi tiene que mejorar y si no, ahí está Cesc para darle el relevo y no digamos si el sutil Iniesta se pone a tono manteniendo a raya las lesiones que le están martirizando. Y si Casillas sigue distraído con la prensa (no me extraña), tenemos a Valdés y Reina (por este orden). Los que no se distraen ni a la de tres son el señorial Piqué y el espléndido Busquets, un portento táctico en la crucial posición de pivote. Queda la duda de Navas a quien veo verde, mientras Xabi Alonso, que parece mucho más jugador que en el Madrid, aporta la variante del pase largo, utilísimo a la hora de desatascar el tiqui taca.
Por lo demás, poco destacable, ningún jugador, salvo Leo Messi, logra llamar la atención en un Mundial torturado por las vuvuzelas de los c. y los comentarios arrogantemente patrioteros de nuestros inefables comentaristas, circunstancias que me obligan a ver los partidos sin sonido. En fin, lo dicho, España va bien, es decir, juega bien, aunque esto no es ninguna garantía de éxito, no en vano alguien dijo con lucidez que el fútbol es un estado de ánimo. Y el nuestro es francamente inestable.

domingo, junio 20, 2010

Más perplejidades

Acabo de leer a dos premios nobel de Economía, Joseph Stiglitz y Paul Krugman y sigo inventariando perplejidades (a ver si captamos la publicidad subliminal de mi libro y lo compramos ). Resulta que hicimos bien en inyectar dinero al sistema financiero y para estimular la actividad pública y que nos hemos precipitado en recortar el déficit público porque va a lastrar el crecimiento. Tambien parece que hay consenso en obligar a los bancos resguardados por los Gobiernos a que presten dinero y a que no corran riesgos excesivos, pero el Senado norteamericano no parece muy decididos a dar vía libre a tan elementales restricciones...
¿Se han pasado los alemanes con sus moralizadoras apelaciones a la estabilidad presupuestaria? ¿ Se ha precipitado nuestro país al pedir que se aireen las cuentas bancarias? ¿Ha sido víctima España de filibusterismo financiero por parte de los bancos alemanes? ¿Subir impuestos como parece preconizar casi todo el mundo o bajarlos como panacea de la reactivación según el PP? ¿Por qué en época de vacas gordas, ninguno de nuestros gobiernos, peperos o socialistas, encaró esas reformas estructurales que hoy todo el mundo ve insoslayables? ¿Acaso gobernar no es prever?
Sólo sé que no sé nada ,y lo que es más preocupante, no sé si los consejeros aúlicos de nuestros partidos tiene idea de lo que hay que hacer. Mientras tanto, Zapatero se lleva todas las tortas, muchas de ellas con razón por su tardía reacción y sus bandazos, aunque otras entren de lleno en el código penal (la capacidad de insulto en nuestro país es ilimitada), y a mí me gustaría que alguien planteara una hoja de ruta coherente. Luz, un poco de luz.

sábado, junio 05, 2010

Tiempos virtuales

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 5 junio 2010

Cuando allá en los inicios de los años noventa del ¡pasado siglo! escuchaba una ponencia sobre “Occidentalización de los ojos” pensé que se trataría de una humorada de los chinos, un oasis para atemperar la densidad científica, pues el congreso mundial de mi especialidad médica transcurría en Singapur, pero el conferenciante no se reía para nada, aquello iba en serio: se trataba de cirugía estética de los párpados para acomodarlos a los patrones occidentales de belleza. Me quedé perplejo y meditabundo sobre el poder blando de la influencia cultural de los cánones norteamericanos, la deriva de un mundo adorador del becerro de oro de la tecnología y la imagen o la intrínseca gilipollez del ser humano, para resumir.
Se iniciaban los tiempos de la euforia perpetua según el filósofo francés Pascal Bruckner, o de la gran xalada según el sociólogo del ullastre, en los que el bienestar se hacía poco menos que obligatorio, pero no un bienestar cualquiera sino exultante. El sexo, sin ir más lejos, si en nuestros tiempos juveniles nos conformábamos con que no nos clavaran los codos en los guateques (¡fuuu!, confesábamos luego a los amigotes, avui ha anat gros), ahora en esa nueva década prodigiosa la gente no sólo alardeaba de sus penetraciones en territorios antes hostiles, sino que explicaba sus experiencias a voz en grito en los platós de televisión. Quien no contaba orgasmos múltiples con erecciones interminables y / o aullidos de valkiria era un mesquinet/a, alguien incapaz de estar a la altura de los tiempos.
Ahora parece que se habla de forma no tan estentórea de asuntos de hidráulica genital, pero ello no significa que preocupen menos al personal a tenor del reportaje que publicaba hace unos días La Vanguardia sobre el auge de intervenciones quirúrgicas en zonas antaño pudibundas. No se trata sólo de las meramente defensivas, como las reconstrucciones de himen de señoras indebidamente desfloradas (indebidamente según los códigos jurásicos de los machos de la especie), sino reducción de labios menores, ampliaciones o estrechamientos vaginales, alargamientos de pene, y demás argucias para mejorar la autoestima (¿cómo va a afrontar los retos de la modernidad una mujer con unos labios menores con michelines o un tipo con un pene estilo tapón de champán?).
Vivimos tiempos extraños en los que nada es lo que aparenta. Antes no te equivocabas, un tío era un tío era un tío era un tío, pelo en pecho, colilla colgante de sus labios únicos, escupitajos por doquier, fútbol, toros, amigotes y siempre marcando paquete. Hoy día los machos se depilan, se frotan con aceites, se hacen liposucciones y llevan-llevamos-bolso. Ellas, antes modositas por exigencias del guión, hoy te cuentan sus conquistas a la menor ocasión, fuman como carreteros, se despelotan en las playas, aúllan en los campos de fútbol (y / o baloncesto, ¿eh?, que os veo por IB3) y se ponen moradas de chupitos mientras discuten de política en las sobremesas.
Pero es que no se trata sólo de aspectos marginales como los citados sino que también en aspectos nucleares de la vida, la confusión entre real / virtual es notable. Creencias, valores, todo eso. Veía el otro día las caras de enajenados que presentaban unos individuos, varios cientos, o miles, o decenas de miles, supongo en todo el mundo, que salían de ver el último capítulo de una serie televisiva en la que al parecer hay gente que se pierde, y no vi diferencia alguna con las masas de alucinados que siguen a pies juntillas los mandatos de un santón o gurú de cualquiera de las miles de sectas que colonizan el planeta. Algunos lloraban, otros se daban golpes en el pecho, absolutamente abducidos por ¡un guión! Claro que también los hay que se toman en serio a Pajín y Cospedal, como si no fueran personajes de serie televisiva de ficción…
Pero ocurre en todos los aspectos: con la política no hay quien se aclare, decreto / rectificación, rectificación de la rectificación ( rectificar es de sabios pero hacerlo todos los días es de necios, acaba de decir Felipe González), en un país lleno de universidades sin alumnos, trenes de alta velocidad sin pasajeros, aeropuertos sin aviones, un polideportivo en cada pueblo (y una universidad y una estación del AVE y un polígono industrial y…),donde uno no llega a saber qué es lo real y qué es lo virtual mientras la oposición vocifera como si estuviera en un coso taurino, Europa nos manda al cobrador del frac y aquí, en esta ínsula virgen y mártir, esperamos anhelantes al Godot turístico que nos saque del marasmo pero eso sí, sin ponérselo fácil, que somos muy biosféricamente nuestros.
Así que, entre ofertas de modificación de tapones de champán, orgasmos virtuales, tíos que se depilan, señoras respetables que piden concebir hijos de Cristiano, gobernantes virtuales, opositores desaforados, toreros fumando cuernos entre riadas de sangre (virtuales, para los defensores de la fiesta), uno ve llegada la hora de dejar la realidad y marcharse bajo ullastre con ficción auténtica (de papel) bajo el brazo. Para abrir boca, “La última noche en Twisted River” de John Irving, mientras espero que llegue el momento de leerle “La isla del tesoro” a mi nieta. ¡Ah! Y que les aproveche a los madridistas el chulapón de Mourinho, un entrenador superstar para un proyecto ganador… Virtualmente hablando, claro está.
Bon estiu a tothom!