lunes, marzo 16, 2015

La cólera de Aguirre

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 14 de Marzo


JUEVES, 5

Rezagos de una semana sin dietario:

-La jubilación  de Anna Alvarez, la librera de Fort de l’Eau, nos deja sin tertulias de los domingos y lo que es peor, sin su inapreciable olfato para las joyas literarias que merodean por los márgenes de los best sellers. Pero hay que alegrarse por ella: por fin tendrá tiempo para disfrutar  relajadamente de su ingente bagaje cultural. Y siempre nos quedará el París de alguna paella.

-Ángel Montoto. Escalofrío ante la desaparición del  compañero y colega periodístico. Siempre recordaré nuestras reuniones a tres con el profesor Hernández Mora para orientar, entre carcajadas, nuestras respectivas querencias literarias, también  puedo verle entrando en el vestuario del equipo de fútbol del Instituto con la cabeza rapada en tiempos poco dados a tales extravagancias, su llamada desde la distancia para documentarse sobre los entresijos de la Clínica Barraquer en la que iba a transcurrir una escena de su novela, nuestras postreras cenas en el puerto hace ya unos años, unidos por los recuerdos de la infancia y por  la común pasión periodística… Descansa en paz, amigo.

-Política. Dice Felipe González que vamos hacia un sistema político  fragmentado como en Italia, pero sin italianos, es decir sin finezza, al albur de nuestro sentimiento trágico de la vida. Como suele decirse, que Dios nos coja confesados…

VIERNES, 6

Por  iniciativa del alcalde Bill de Blasio, Nueva York se convertirá el próximo curso en la primera gran metrópoli de Estados Unidos que incluirá entre los festivos de las escuelas públicas las dos principales celebraciones del calendario musulmán. De esta manera, las escuelas neoyorquinas rendirán tributo a las tres grandes religiones abrahámicas…

Mientras tanto, en España vuelve la catequesis católica a las escuelas, rezo incluido (¿llegaremos a ver el luminoso día en que se enseñe  una Historia del Pensamiento Religioso igual para todos?), y a partir de ahora será evaluable la idea muy respetable pero en absoluto probada de que Dios creó el mundo y que sin Él no es posible la felicidad; y por si fuera poco, a los profesores que enseñan en la escuela pública semejantes evidencias los nombran los propios obispos y los pagamos entre todos… Oremus.

SÁBADO, 7

En el fragoroso mediodía de Sa Pescateria un amigo muy concienciado me habla del cambio climático, la deforestación del planeta y, en general, el ominoso futuro de la humanidad. A nuestra espalda un dúo musical se desgañita y, ante las dificultades auditivas para seguir el hilo de la retahíla de catástrofes, le digo que sí, pero que las croquetas de bacalao de Angels  están de rechupete, mientras me viene a la cabeza un poema de Benedetti:

Defender la alegría como una trinchera / defenderla del escándalo y la rutina / de la miseria y de los miserables / de las ausencias transitorias / y las definitivas.

DOMINGO, 8

Por fin un sol  esplendoroso, sin matices, aunque el viento siga evocando desgarrones de invierno. En la prensa dominical, me hace gracia el artículo del director de La Vanguardia que glosa la figura  del  legendario  inspector Colombo de una antigua serie de televisión, no por su raída gabardina sino por  ese aire  de que la cosa no va con él, su aparente indolencia, que compara con la de Mariano Rajoy, para resolver casos enrevesados. Claro que Colombo nunca se encontró con una barra de cap como Esperanza Aguirre…

MARTES, 10

Y Aguirre hasta en la sopa, las tertulias que amenizan mis correteos seniles por el jardín están que echan humo. No entiendo muy bien la fascinación que provoca esta mujer en la gente de orden por lo menos de Madrid y alrededores, cuando es una follonera de manual. Un tertuliano la define  como “leninista de derechas” y no va descaminado: su intervencionismo en Tele Madrid y en Caja Madrid ha sido proverbial, igual que su escaso tino a la hora de elegir colaboradores y su habilidad de salirse  impoluta de todos los charcos. No sé, quizá les gusta su desparpajo castizo, su españolismo de pro (acaba de escribir que vascos y catalanes no disputen la Copa de España) o su muy aznariano “sin complejos”. La cosa es que ella no tiene seguidores o adeptos, sino hinchas, por lo que habrá jaleo.

MIÉRCOLES, 11

Según el investigador de terrorismo internacional Fernando Reinares, el tristemente famoso 11-M lo malinterpretamos todos: los que le dieron la culpa a ETA y de paso a Zapatero/ Rubalcaba, pero también quienes lo atribuimos a la foto de las Azores. En realidad, el atentado se fraguó en Karachi ¡en diciembre de 2001!, pero los españoles, al contrario que los británicos, nunca le habíamos hecho caso a la amenaza yihadista. Y así nos fue.

¿Lo que no puede ser no puede ser?

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 7 de Marzo


El llamado desafío catalán  parece haber entrado en un callejón sin salida tras los últimos envites (El Tribunal Constitucional acaba de dictar una nueva y previsible sentencia sobre consultas), y la pésima lectura que han ido haciendo del proceso ambas partes, Artur Mas potenciando su complejo de Moisés y  Mariano Rajoy el de don Tancredo. Hasta esta encrucijada se  han ido movilizando intelectuales (?) de uno y otro bando dando vueltas y más vueltas al encaje (o desgaje) de Cataluña en España, para llegar a la conclusión unos de que sin España les iría mucho mejor, y otros que la Constitución no permite alardes separatistas ni alegrías confederales y fin de la historia…

 Y así estamos ante el nudo gordiano del “lo que no puede ser no puede ser y además es imposible” que planteara el torero, y que tiene maniatada desde hace siglos a nuestra nación de naciones con este grave problema  sin que se aviste ningún Alejandro Magno dispuesto a pegarle un certero tajo (político, obviamente), que es lo que suelen necesitar este tipo de ataduras, más que observarlas estoicamente con la mano en la barbilla o emitir incesantemente comunicados/ resoluciones judiciales  al estilo  del comité de salvación de Judea en “La vida de Brian” hasta que el problema acaba peor que mal, que es lo que puede ocurrir si las anunciadas elecciones confieren una amplia mayoría al independentismo.

         Según el notario JJ López Burniol (“España desde una esquina” La esfera de los libros 2008), ante un problema complejo o aparentemente irresoluble parece razonable aplicar  estrategias simplificadoras, como huir de  palabras rimbombantes y grandes conceptos,  no hacer apelación jamás a antiguos agravios y prescindir de todo espíritu justiciero, y por último, concretar las diferencias en magnitudes mensurables que favorezcan la transacción y no buscar  nunca soluciones para toda la vida…

En cuanto a la primera regla, es obvio que se ha ido incumpliendo de forma contumaz: desde el “España nos roba” o su reflejo especular del “separatismo etnicista”, a la  lista de agravios mutuos, empezando por los lingüísticos (¿tan difícil es asumir que Cataluña es una parte de España en la que se habla y se siente en otro idioma, con sus connotaciones pedagógico-culturales?), pasando por los históricos (ya ha llovido demasiado desde Felipe V, aunque dinásticamente solo hayamos avanzado hasta el Felipe VI), y acabando en los toscamente justicieros de la barra libre secesionista que propugnan los independistas o en los de cargar sobre el proceso todo el peso de la ley (¿civil, por supuesto?) de los constitucionalistas. Ente fundamentalistas anda el juego…

           Por lo que respecta a la segunda regla, solo el Tribunal Supremo de Canadá y por otra parte el padre de la patria Miguel Herrero de Miñón han concretado y ofrecido  soluciones terrenales y mensurables, más allá de proclamas más o menos hormonales y/o apocalípticas. El primero lo hizo hace ya años ante el dilema planteado por la minoría francófona de Quebec, al promulgar la llamada “Ley de Claridad”  que, aun rechazando supuestos derechos a decidir, autodeterminaciones y demás fanfarria nacionalista, sí reconocía el derecho de una comunidad a replantearse su voluntad de seguir unida a la nación-Estado o de desgajarse pacífica y democráticamente. Solo con una mayoría suficiente, a determinar, (no lo sería un simple 51% para romper un país con el que llevas siglos unido) se podría empezar a hablar del reparto de muebles

        Por su parte, la propuesta del ex diputado del PP Herrero de Miñón, centrada en el caso español, reconoce la excepción cultural catalana, que es bastante más que un “sano regionalismo”, proponiendo el blindaje constitucional de sus competencias culturales, un régimen fiscal que ponga un tope razonable a la ineludible solidaridad, y someter finalmente el acuerdo  al refrendo posterior de la ciudadanía catalana, lo que configuraría un  marco de encaje de Cataluña en España lleno de sentido común que parece aplaudir también el grueso del empresariado y que constituiría un alivio para la gran mayoría de españoles ( y una parte considerable  de catalanes).

       Es obvio también que no hay que buscar soluciones para toda vida, como exige la tercera regla mencionada, pero lo que no es menos claro es que, al margen de cómo termine este penoso sainete, se tiene que dar salida (por un tiempo X, ¿diez, veinte años?) a un problema político de primer orden que envenena desde hace siglos la convivencia entre españoles y que requiere más finezza que el actual vuelo gallináceo: ¿Cómo articular democráticamente la voluntad de los ciudadanos de una comunidad política de plantearse el futuro de otra manera? ¿Es razonable en pleno siglo XXI argumentar en plan torero que lo que no puede ser no puede ser y además es imposible?