El blogero ha estado unos días fuera, de congreso profesional en Elche. Bonita ciudad, tamaño pequeño, como Palma, zonas verdes coronadas por abundantes palmerales, seña de identidad como la Dama. Pero no he ido de turismo sino por cuestiones de trabajo así que no puedo contar mucho, más allá de alguna que otra conversación con los taxistas que me han traído y lllevado de un hotel situado ¡en un polígono industrial! Según su acento me dirigía a ellos en catalán o castellano, como en los kioskos en que entré a comprar "Información", su periódico regional de referencia, y en ambos casos, la entente esra cordial, como de "colegas" mediterráneos y de idioma ( por mucho que algunos quieran diferenciarlo por cuestiones políticas espúreas, es el mismo).
Bien, los taxistas, que curiosamente no sintonizaban "Intereconomía", la sucesora de la COPE, me explicaron que allí los chinos han hundido la industria del calzado, instalándose masivamente en el poligono donde he vivido un par de días y produciendo zapatos como churros. Claro que escarbando un poco, la cosa empezó cuando los empresarios ilicitanos "deslocalizaron" sus empresas en China para abaratar costes... Y los chinos que son muy disciplinados pero no tontos entendieron que ellos lo podrían hacer en origen y ganar una pasta gansa.
En el hotel, de una conocida cadena, el recepcionista hacía de barman y me sirvió una ensalada mientras atendía el teléfono e ingresaba huéspedes. En fin, son diversos aspectos de una crisis que se ve, se siente hasta la congoja generalizada. Si será así que hasta el presidente campeón del laicismo reza...