lunes, mayo 30, 2011

Woody y la gran garnada

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 28 mayo

19-V-11
Hoy me levanto escéptico respecto a la Spanish Revolution / Happening de la Puerta del Sol. Aunque ha contribuido a refrescar el enrarecido clima político, tengo la creciente sensación de que morirá de finor. “¡Falta un líder!”, claman algunos, mientras pienso en el peligro de algún cantamañanas. “No les gusta lo que hay”, sí, claro ¿pero qué significa realmente “democracia real ya”? Los intentos históricos de ponerle apellidos a la democracia (popular, orgánica, etc.) son de infausto recuerdo. Pasado el sarampión del no es eso, no es eso, toca construir, que es lo peliagudo…


20-V-11
Veo en Ocimax “Midnight in París”, la última película de Woody Allen, una deliciosa comedia en la que el genio neoyorquino enlaza con la inolvidable “La Rosa Púrpura del Cairo” donde cine y realidad se confundían. Aquí es la literatura la que invade los territorios del agobiante mundo actual para tratar de demostrar que el socorrido mantra del “cualquier tiempo pasado fue mejor” es una falacia. Lo único mejor es que éramos más jóvenes (incluso el Barça era francamente peor que ahora).
Es un film melancólico que paradójicamente va en contra de esa nostalgia por los viejos tiempos que casi siempre es un error (antesclerosis, la llama Savater), ¿te imaginas un mundo sin antibióticos y dentistas sin anestésicos?, le dice Owen Wilson, alter ego del propio Allen, a la espléndida Marion Cotillard en uno de los maravillosos saltos temporales de la película, en la que van apareciendo Toulouse-Lautrec, Gauguin, Degas, unos inconmensurables Heminghay, Dalí (¡extraordinario Adrien Brody!) y Luis Buñuel en un gag memorable.
Woody consigue una vez más, a pesar de cierto abigarramiento argumental y de su querencia actual por hacer postales turísticas de las ciudades donde filma (y donde le financian), esa cuadratura del círculo de reflexionar sonriendo o hacernos sonreír a través de sus lúcidas reflexiones. Salud, maestro.


21-V-11
Tomeu Gili, resistente lector de El Mundo (a mí me supera la desbordante personalidad de su director, su pertinaz tendencia al amarillismo), me hace llegar la crítica del periódico a la película de Woody Allen que curiosamente empieza como mi novela (con perdón), con la escena de Annie Hall: “Doctor, mi hermano se ha vuelto loco. Se cree que es una gallina. Y el médico le contesta: ¿Y por qué no lo encierran? Y el tipo le replica: Lo haría, pero necesito los huevos.” Y es que así son las relaciones entre las personas, concluye Woody la escena, completamente irracionales, disparatadas, absurdas, pero las seguimos manteniendo porque…necesitamos los huevos.
Un rato después, en Sa Ravaleta, un atribulado lector me manifiesta su preocupación porque desde que ha leído “Cuestión de huevos” no puede quitar los ojos de los pechos y los pies de las señoras y teme por su integridad física. Es lo que tiene leer a escribidores de la generación del “¿cuántas veces, hijo mío?”…
Más tarde, ya en casa, recuerdo que es día de reflexión. Para corroborar mi carácter de pro sistema, me retiro en la tarde sabatina para abismarme en profundas conjeturas: ¿Conseguirá el Barça en Wembley la mayoría absoluta?, ¿se salvará de la quema mi Zaragocica?


22-V-11
Cada vez que veo golear al Real Madrid hasta superar los cien goles, comprendo menos los rácanos planteamientos del “mejor entrenador del mundo” en los enfrentamientos con el Barcelona. ¿De verdad no podía haberle hecho frente jugando al fútbol en lugar de plantear una guerra de guerrillas? Ah!, y el Zaragoza bien, gracias, podré felicitarles personalmente dentro de un par de días…

23-V-11
Loa aires de cambio que se reflejaban en la exultante sonrisa de Águeda Reynés en los días previos, en sus ufanos paseos callejeros, se convierten en cap de fibló que tiñe de azul la isla blanca para relanzar el viejo lema turístico… La madre del cordero de lo que ha pasado, la conciencia clara, generalizada de que sin eliminar trabas a los inversores, sin favorecer el turismo, la isla continuaría su ¿inexorable? declive. La clave será ver cómo lo hacen sin destruir nuestro ancestral equilibrio etcétera.
Hartazgo también en el resto de España de palabrería hueca y / o artificiosa, de imaginarios brotes verdes, de políticos tan leves como pretenciosos, sorprendente indulgencia plenaria para listas repletas de presuntos corruptos, confianza ciega (nunca mejor dicho) en la Gran Incógnita (nada se sabe del programa ganador), más allá de tópicos y mantras y la enésima confirmación de que Euskadi, de la que ahora conocemos su mapa real, y Catalunya son diferentes. ¿Se asumirá constructivamente este hecho algún día?


24-V-11
Visto que Zapatero no es partidario de su propia eutanasia política, y que Agueda Reynés comparte mi criterio de la fórmula Maó / Mahón que salvaguarda criterios lingüísticos e históricos, corto y cierro para ir a dar la lata a los zaragozanos con mis huevos. ¡Mesquinets!