domingo, julio 15, 2012

¿Cuándo se gripó el país?

Quizá sería mejor preguntarse cómo, pero la pregunta que Vargas Llosa se hacía, creo que en "Conversaciones en la catedral" sobre "cuándo se jodió" Perú, es de urgente respuesta en nuestro país sobre todo para que no vuelva a repetirse una situación así...Si es que logramos salir de ella.
El prontuario de los actuales gobernantes es claro: la culpa es de Zapatero y, por extensión, de esas diecisiete autonomías/ reinos de taifas que etcétera... ¿Zapatero? Es obvio que fue un gobernante liviano, insustancial, cuyo optimismo antropológico le llevó a ignorar (y por tanto agravar) una crisis de proporciones apocalípticas. "Cero patatero", pues, como gobernante, cuya principal misión es prever y anticiparse a los problemas. Pero el ingenuo ZP no tiene la culpa de una crisis de gran complejidad y novedad, que no tiene nada que ver con las conocidas hasta ahora. Es una crisis global, universal que tiene su origen en las medidas desregulatorias de la actividad financiera que empezaron a tomarse en la época Thacther / Reagan y que continuaron con Bill Clinton, la Tercera Vía laborista británica, etcétera, y que en España se ha agravado dramáticamente por su coincidencia con la explosión de la burbuja inmobiliaria ( Ay, aquella Ley del Suelo de Aznar).
Por eso no se ha resuelto en un pis pas como llegó a creer el núcleo dirigente del PP que pensaba que con sólo desaparecer Zapatero y presentar unos gobernantes "con cara y ojos", desaparecería la presión sobre las cuentas del Reino de España. Pues va a ser que no, y los tiempos del crujir de dientes se van a prolongar para desgracia nuestra. Y tampoco parece que hayan menguado las improvisaciones gubernamentales que tanto se censuraron a ZP.
En cuanto a las autonomías y la imposibilidad de gobernanza con diecisiete reinos de taifas, basta referirse a tantos Estados federales (Alemania, sin ir más lejos, o E.E.U.U ) que funcionan razonablemente. Otra cosa es que algunos de nuestros califas (Camps, Matas) hayan tenido delirios de grandeza incompatibles con el buen gobierno y otros ( Chaves, Griñan) hayan favorecido descaradamente el clientelismo y la corruptela.
Lo que es cierto es que los tiempos del "Y tú más" deberían pasar a mejor vida: las culpas están demasiado repartidas.