9-XI-12
Me sigo relamiendo de satisfacción
por la victoria de Obama y no porque piense que con su reelección se van a
levantar los nubarrones, cantarán los pajaritos y correrán ríos de miel, ni porque sea de los míos (“Hemos ganado pero no sé quiénes” o algo así dijo una
vez Pío Cabanillas), ni porque haya contribuido a su campaña con veinticinco
dólares, sino porque en la vida política sólo se nos da a escoger entre lo malo
y lo peor y en este caso lo tengo claro: los fanáticos del tea party amenazaban mucho más al mundo y a la razón ilustrada que
Obama. Así de simple.
10-XI-12
Un par de estampas baleares (en cursiva porque cada vez
entiendo menos qué significa eso de “balear”): Parece que la llamada ecotasa,
que quería implantar el primer govern
Antich y que fue contestada con especial virulencia por la derecha política y
empresarial, ya no es tan mala idea y pretenden rescatarla. ¿Alguien pedirá
disculpas por tanta y tan cínica saña?
Item mas.
Todos los días vemos en prensa fotografías
retrospectivas de presuntos chorizos
jaleados en actos de partido, con gran complacencia, por amigos y conocidos
nuestros, y la pregunta es obvia: ¿Nunca, jamás de los jamases intuyeron lo que
se estaba cociendo en las entrañas de ese poder balear que compartían?, ¿qué
hacían, además de aplaudir compulsivamente?
12-X-12
Los lunes son por definición
deprimentes. Siempre ha sido así, pero en tiempos de vino y rosas son sólo
melancólicos y ahora son sencillamente sombríos: no se trata únicamente de
volver a un trabajo cada vez más conflictivo, el que tenga la inmensa fortuna
de tenerlo, sino darte de bruces con la
desesperanza colectiva que amenaza las costuras del llamado colchón familiar.
¿Dónde buscar mensajes medianamente optimistas o simplemente menos depresivos?...
¡Eureka, en Es Diari! “La Cooperativa Sant Llorenç incrementa su
facturación. Los payeses asociados venden sus productos a una docena de hoteles
y a una veintena de restaurantes. Acaban de cerrar un acuerdo con una
importante distribuidora y están a punto de exportar a Alemania”. ¿Estamos
hablando de brotes verdes?
13-XI-12
Un amigo ovetense con vocación
menorquina me comenta vía e-mail una entrada en el dietario en la
que contaba la visita de Camilo J. Cela Conde al Ateneo, y me recordaba-pasaje
que el escribidor tenía olvidado- que le pareció volver a mi vieja novela
“Crimen en el Ateneo” en la que relataba otra visita ateneística, la de Camilo
J. Cela, padre, en la que el irascible nobel persiguió a un periodista por los
pasillos del aeropuerto…
Más allá de la legítima satisfacción
del escritor a quien le recuerdan una obrita suya de hace casi quince años, me
ha servido para repasar el libro y darme
cuenta de que quise hacer una novela policíaca y me salió una novela histórica
( con perdón) de los ochenta y noventa del pasado siglo, en la que van
desfilando por el Ateneo –sin ficciones, son apuntes personales-, personajes de
todo tipo como el propio Cela, Carrillo, Ian Gibson, el cardenal Tarancón,
Jordi Pujol, Leopoldo Calvo Sotelo, José Luis Sampedro, Fernando Savater, o el historiador Manuel Tuñón de Lara, de quien transcribo un
comentario que hoy suena de lo más actual, a pesar del tiempo transcurrido
(26-X-1986):
“España no existe como comunidad sentimental y su futuro como
Estado unitario es más bien incierto. España no es más que una comunidad de
servicios, y sólo Euskadi y Cataluña tienen conciencia nacional, por lo que es
absurdo encarar un sistema federal de ‘café para todos’; habría que ir a un
sistema mixto partiendo de la especificidad vasco-catalana”… ¿Alguien va a tomar nota de semejante
clarividencia?
14-XI-12
Las huelgas generales son
inquietantes por su capacidad desestabilizadora, y para el poder y sus
terminales mediáticas son siempre inoportunas. Ambas premisas son tan ciertas
como que hace mal tiempo. Pero lo más curioso es que se las califique, o mejor,
se las descalifique como políticas.
Porque toda intervención en la vida pública es política, incluso el deseo de
los jubilados de Mahón de formar un partido, hecho que de por sí es
político, por mucho que se empeñen en proclamarse “apolíticos”. Recuperar la
decencia de la política para que a nadie le dé vergüenza practicarla, that is
the question.
En esas estaba, de reflexión matutina,
cuando llaman a la puerta y no es lechero, ni el periódico ni el gasoil de
calefacción que espero con tembleques de bolsillo, sino una niña cuya guardería no ofrece garantías en día tan
señalado.
-Hola, avi.
-Bon
dia, petitona.
Y no le cuento las historias de
terror de piquetes malcarados y
sindicalistas perversos que acabo de leer en la prensa cavernaria, sino que
emprendo una laboriosa (y deliciosa) mañana contándole a la niña “Alicia en el
país de las maravillas” y luego nos vamos de paseo por Es Carrer Nou y Sa Ravaleta, que muestran el mismo
aspecto desolador que de costumbre, pero con los comercios abiertos…e igual de
vacíos.
Me hago las últimas preguntas (con la
que está cayendo, etcétera): ¿Tenemos derecho a sonreír o hay que llenarse la
cabeza de ceniza y azotarse permanentemente? ¿Sirve para algo, con los llamados
mercados atenazándonos los congojos,
una huelga general, más allá del justificadísimo desahogo?