JUEVES, 10
Leo en una revista profesional
(Anales de la Sociedad Española de Oftalmología) un trabajo sobre la ceguera
del ojo derecho de lord Horatio Nelson, viejo conocido nuestro y de Lady
Hamilton, presunta inquilina de The
Golden Farm y no menos presunta compañera sentimental del aguerrido
marino británico. Y es que en julio de 1794, durante el asedio de Calvi, en
Córcega, una bala de cañón explotó muy cerca de Nelson, y una lluvia de
astillas y piedra le golpeó con fuerza el lado derecho de la cara y el pecho,
causándole múltiples heridas.
Según relata el propio almirante en
sus cartas, la pérdida de visión fue instantánea, aunque el aspecto externo del
ojo era normal, razón por la que el cirujano de a bordo le diera esperanzas de
una curación que nunca llegaría, y la agudeza visual del ojo afecto quedó
reducida a la visión de luces y sombras, sin otra molestia que una fotofobia al
quedarle la pupila dilatada pero que nunca le obligó a ponerse un parche sobre
el ojo como era costumbre en la época.
Se ha postulado durante mucho tiempo
la teoría del cuerpo extraño intraocular
pero este cuadro no casa con el aspecto normal del ojo, que en estos casos suele atrofiarse o convertirse en
un ojo rojo y doloroso e incluso desviarse. Todo parece indicar más bien un
desprendimiento de retina traumático o, en mi opinión, una afectación directa
del propio nervio óptico, causa de la
midriasis (dilatación pupilar).
El almirante Horatio Nelson fue
hombre de escasa envergadura y salud precaria, agravada por sus múltiples
heridas y contagios de fiebres diversas. De todos estos problemas, era la
pérdida de visión el que más lamentaba, especialmente cuando, ya perdida la
visión del ojo derecho, notó que el ojo izquierdo también empezaba a fallarle,
como escribía en una carta poco antes de su muerte en la batalla de Trafalgar.
Le fallaba la vista, pero nunca pudo
decirse de él que tuviera un ojo a la
biorxa. Tampoco hay documentación
sobre algún gatillazo histórico en la fastuosa casona de Sant Antoni, como habría sido de esperar en hombre tan mermado como el
insigne almirante.
VIERNES, 11
No debería pasar inadvertida la
propuesta de uno de los padres de la Constitución, el jurista y ex diputado
popular Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, una de las cabezas mejor
amuebladas de ese conservadurismo verdaderamente liberal, que tan poco tiene
que ver con el anarco liberalismo dominante. En síntesis, Herrero propone una
disposición adicional para Cataluña que, reconociendo su singularidad, blindara
sus competencias en materia lingüística y cultural y un nuevo planteamiento de
su relación fiscal con el Estado, reforma que luego debería ser refrendada por
el pueblo catalán.
Aunque quizás sea demasiado sensato para
tenerlo en cuenta.
SÁBADO. 12
Le cuento a Inés las historias de
corsarios que escuché anoche en el Ateneo, lleno hasta la bandera. El joven
historiador menorquín Marc Pallicer empezó por aclararnos las diferencias entre
los corsarios (la especialidad menorquina del siglo XVIII), una especie de
piratería oficial, bajo bandera(inglesa), diríamos hoy que más o menos una
empresa externalizada; los bucaneros,
unos evasores de impuestos quisquillosos que respondían a cañonazos a la
autoridad recaudatoria, y finalmente los
piratas genuinos, que robaban y mataban sin demasiados miramientos ( los
corsarios sólo cuando algunos ponían pegas a sus oficiosas exigencias).
Viajamos con el conferenciante, y con
las penurias inherentes a aquellos
aromáticos tiempos, en xabec,
bergantí i galiot por aguas mediterráneas y regresamos al puerto de
Mahón con el 81% de las presas,
generando lo que sería la principal industria menorquina durante aquel peculiar
siglo. Y es que los menorquines no eran
entonces tan reticentes al corso como de mayores al turismo.
LUNES, 14
Día de conmemoración republicana. Me
coge gozosamente enfrascado en la lectura de “Els Clark” de Josep María Quintana,
ilustre maonés d’Alaior que escribe
en un espléndido y, por tanto, universal, catalán de Menorca. En un momento
determinado, Jordi Nikolaidis le dice al narrador: “Sempre he cregut que els republicans d’aquest país van construir una
entelequia, segurament perfecte des del punt de vista teòric, però que no es
corresponia gens amb la realidad…”
Se refería a la Primera República,
peo es extrapolable a la Segunda.
MARTES, 15
Sorprende y no sorprende que a la hora de cambiar por ley ciertos usos lingüísticos,
el Govern evacue (término muy
adecuado a semejante deposición) consultas con diferentes entidades excepto con la Universidad Balear. Es como si antes de operar a un paciente complicado el cirujano
en vez de consultar con un compañero experimentado lo hiciera con una asamblea
de animosos druidas.
Y nos vamos de vacaciones con el
polvorín de Ucrania en plena ignición y una incógnita envenenada: ¿dará la
talla Occidente?