domingo, abril 20, 2014

De almirantes, corsarios y druidas

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 19 Abril


JUEVES, 10                                       

Leo en una revista profesional (Anales de la Sociedad Española de Oftalmología) un trabajo sobre la ceguera del ojo derecho de lord Horatio Nelson, viejo conocido nuestro y de Lady Hamilton, presunta inquilina de The Golden Farm  y no menos presunta compañera sentimental del aguerrido marino británico. Y es que en julio de 1794, durante el asedio de Calvi, en Córcega, una bala de cañón explotó muy cerca de Nelson, y una lluvia de astillas y piedra le golpeó con fuerza el lado derecho de la cara y el pecho, causándole múltiples heridas.

Según relata el propio almirante en sus cartas, la pérdida de visión fue instantánea, aunque el aspecto externo del ojo era normal, razón por la que el cirujano de a bordo le diera esperanzas de una curación que nunca llegaría, y la agudeza visual del ojo afecto quedó reducida a la visión de luces y sombras, sin otra molestia que una fotofobia al quedarle la pupila dilatada pero que nunca le obligó a ponerse un parche sobre el ojo como era costumbre en la época.

Se ha postulado durante mucho tiempo la teoría del cuerpo extraño intraocular  pero este cuadro no casa con el aspecto normal del ojo, que en  estos casos suele atrofiarse o convertirse en un ojo rojo y doloroso e incluso desviarse. Todo parece indicar más bien un desprendimiento de retina traumático o, en mi opinión, una afectación directa del propio nervio óptico, causa  de la midriasis (dilatación pupilar).

El almirante Horatio Nelson fue hombre de escasa envergadura y salud precaria, agravada por sus múltiples heridas y contagios de fiebres diversas. De todos estos problemas, era la pérdida de visión el que más lamentaba, especialmente cuando, ya perdida la visión del ojo derecho, notó que el ojo izquierdo también empezaba a fallarle, como escribía en una carta poco antes de su muerte en la batalla de Trafalgar.

Le fallaba la vista, pero nunca pudo decirse de él que tuviera un ojo a la biorxa. Tampoco hay  documentación sobre algún gatillazo histórico en la fastuosa casona de Sant Antoni, como habría  sido de esperar en hombre tan mermado como el insigne almirante.

VIERNES, 11

No debería pasar inadvertida la propuesta de uno de los padres de la Constitución, el jurista y ex diputado popular Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, una de las cabezas mejor amuebladas de ese conservadurismo verdaderamente liberal, que tan poco tiene que ver con el anarco liberalismo dominante. En síntesis, Herrero propone una disposición adicional para Cataluña que, reconociendo su singularidad, blindara sus competencias en materia lingüística y cultural y un nuevo planteamiento de su relación fiscal con el Estado, reforma que luego debería ser refrendada por el pueblo catalán.

 Aunque quizás sea demasiado sensato para tenerlo en cuenta.

SÁBADO. 12

Le cuento a Inés las historias de corsarios que escuché anoche en el Ateneo, lleno hasta la bandera. El joven historiador menorquín Marc Pallicer  empezó por aclararnos las diferencias entre los corsarios (la especialidad menorquina del siglo XVIII), una especie de piratería oficial, bajo bandera(inglesa), diríamos hoy que más o menos una empresa externalizada; los bucaneros, unos evasores de impuestos quisquillosos que respondían a cañonazos a la autoridad recaudatoria, y  finalmente los piratas genuinos, que robaban y mataban sin demasiados miramientos ( los corsarios sólo cuando algunos ponían pegas a sus oficiosas exigencias).

Viajamos con el conferenciante, y con las penurias inherentes a aquellos  aromáticos tiempos, en xabec, bergantí i galiot por aguas mediterráneas y regresamos al puerto de Mahón  con el 81% de las presas, generando lo que sería la principal industria menorquina durante aquel peculiar siglo. Y es que  los menorquines no eran entonces tan reticentes al corso como de mayores al turismo.

LUNES, 14

Día de conmemoración republicana. Me coge gozosamente enfrascado en la lectura de “Els Clark” de Josep  María Quintana, ilustre maonés d’Alaior que escribe en un espléndido y, por tanto, universal, catalán de Menorca. En un momento determinado, Jordi Nikolaidis le dice al narrador: “Sempre he cregut que els republicans d’aquest país van construir una entelequia, segurament perfecte des del punt de vista teòric, però que no es corresponia gens amb la realidad…”

Se refería a la Primera República, peo es extrapolable a la Segunda.

MARTES, 15

Sorprende y no sorprende que  a la hora de cambiar por ley ciertos usos lingüísticos, el Govern evacue (término muy adecuado a semejante deposición)  consultas  con diferentes entidades excepto con  la Universidad Balear. Es como si antes de operar a un paciente complicado el cirujano en vez de consultar con un compañero experimentado lo hiciera con una asamblea de animosos druidas.

Y nos vamos de vacaciones con el polvorín de Ucrania en plena ignición y una incógnita envenenada: ¿dará la talla Occidente?