Abrumado por el aluvión de cantos a la libertad (excepto para quienes tienen la facultad de legislar en asuntos de su competencia), me refugio bajo el árbol centenario para sumergirme en los tortuosos, tormentosos, y calamitosos avatares de los hermanos Karamazov en un intento, no sé si baldío, de escapar de la pedregosa realidad.
También ayuda lo suyo a crear un clima favorable a la levitación el Festival de Música que se celebra en el Teatro Principal de Maó/ Mahón, y muy especialmente el último, celebrado esta semana, en que la música barroca de Haendel, Vivaldi y Geminiani , maravillosamente interpretada por la especializada Orquesta Bizantina, me condujo directamente al nirvana. Entre los suaves bisbiseos del ullastre, los trinos de los pájaros y los acordes barrocos no se accede al paraíso, pero dado lo realmente existente, se le parece bastante, aunque los extemporáneos ladridos de Tronya y Allen te obliguen a aterrizar de vez en cuando (sobre todo a mis sufridos vecinos).
Pero una vez condenado Mitia Karamazov por su parricidio, toca reflexionar sobre el presente y futuro de Menorca. Es lo que haremos el próximo jueves en el Foro Menorca Illa del Rei y en el que espero veros, amigos del blog, o por lo menos intuiros, ya que no os conozco. Así que guiñadme un ojo por lo menos cuando esté en el estrado para ayudarme a superar el trance. Anda, no seaís tímidos.