23-XI-12
Nos contaba hace unos años el
profesor Manuel Castells en su imprescindible libro “Comunicación y poder” (Alianza
Editorial 2009) que la difamación es el arma más potente de la política
mediática. Y me he acordado del profesor catalán a raíz de la escandalera
montada alrededor de la información (¿intoxicación?) del diario El Mundo sobre un supuesto desvío de fondos
públicos a Suiza por parte de Artur Mas y Jordi Pujol, en el contexto del
insepulto ( y hediondo) caso Palau.
Si la política mediática es la política de la Era de la
Información, la política del escándalo es el instrumento elegido para dirimir
las batallas políticas de nuestro tiempo. El último episodio de escándalos en
portada, made in Pedro José Ramírez,
es el que arranca de un presunto informe policial que nadie parece haber visto
y que aflora oportunamente a la
portada de El Mundo en los días previos
a las elecciones catalanas, con la tácita aquiescencia del Gobierno que, en
lugar de investigar la verosimilitud del documento y a los servicios policiales
del Ministerio del Interior responsables de la filtración, calla y por
tanto le otorga visos de
credibilidad, con el apenas disimulado
propósito de influir en los comicios.
Mal asunto cuando a la inepcia y
corrupción de los políticos se añade el juego sucio del poder mediante medios
de comunicación afines. ¿Qué defensa le queda a una ciudadanía a la que,
además, se le dificulta el acceso a la Justicia?
24-XI-12
En el tradicional paseo sabatino por Es Carrer Nou visito la exposición
conmemorativa de la U.D Mahón en la que contemplo la estampa juvenil de muchos buenos amigos, porque es mi propia historia
como aficionado al fútbol, aunque mi genética querencia por los colores
azulgrana me llevara a militar en el otro equipo de la ciudad, el C.D. Menorca.
Más tarde, lejos ya de Menorca, se me fueron los ardores nacional futboleros
(la pasión por los colores no es más
que un nacionalismo light) y presumí,
como mahonés, de los éxitos del Mahón
en la Tercera catalano- balear, para terminar siendo un idealista de la fusión
y muñidor del eslogan “Un pueblo, un club, una afición”. Mi decepción final ha
sido cósmica y dejémoslo ahí.
La Unión cuenta
con entusiastas exégetas que en estas mismas páginas lo han catalogado como “el
mejor club del siglo XX”, denominación muy al gusto de un real equipo madrileño, o como un “club de izquierdas” en
contraposición al “sesgo derechista” de su eterno rival mahonés. Ambas
proclamaciones son, cuando menos, atrevidas por cuanto en juntas directivas de
la Unión aparecía algún general del régimen
y otros prohombres nada sospechosos de rojerío, mientras en las de Menorca
figuraban varios represaliados políticos. Y sociológicamente habría mucho que
discutir: en mi propia casa, mi padre,
de familia más republicana que otra cosa, era del Menorca, mientras mi madre,
católica y de derechas era de la Unión. Parece que influía más el barrio de
nacimiento que otras consideraciones…
En cuanto al aspecto deportivo, sólo recordar
que el equipo menorquín que más cerca ha estado nunca de la Segunda División
“A” (a un solo gol) fue precisamente el gran rival de la Unión, el C.D Menorca, blaugrana al vent, en la temporada 1963-64. Por no hablar de la trayectoria
del Sporting Mahonés en Segunda “B” con fútbol de alta escuela dirigido
magistralmente por Vicente Engonga no es absoluto desdeñable en el pasado
siglo. Y en la grada, unionistas y
menorquinistas de toda la vida. Snif.
25-XI-12
Pues resulta que sí había soufflé en la propuesta de Artur Mas.
Por lo menos por lo que respecta a su partido, que no así para el asunto
independentista, que es ampliamente mayoritario en el Parlament. Parece que una parte importante de convergentes radicalizados en el aspecto identitario ha preferido
el original a la copia y se ha pasado al independentismo de toda la vida,
representado por Esquerra Republicana,
mientras parte del electorado socialista lo ha hecho presumiblemente a Ciutadans. Total: un lío político de
proporciones italianas, en el que llama la atención el clamoroso silencio de un
PNV escarmentado por la extinta operación
Ibarretxe. Y es que ya lo apunté aquí: a los vascos les va bien con su concierto
económico. No agitarán banderas… por ahora.
27-XI-12
Abro la prensa local y me encuentro
con la imagen de mi benjamín maniatado y amordazado. “Algo habrá hecho” me dijo
un padre zaragozano, allá por los años sesenta, cuando los grises se llevaban detenido al hijo de un vecino... Afortunadamente
no es más que el simulacro de un joven empresario sobradamente preparado, como
tantos en España hoy día, que se encuentra en una encrucijada laboral de
difícil salida. Pero se mueve y patalea antes de entregarse al desánimo. A su
sobrina Inés le encanta el video. El padre/ avi
frunce la nariz pero comprende.
28-XI-12
El director de El Mundo Pedro J. Ramírez se jacta en las redes sociales de haber
contribuido en gran medida a la derrota de Artur Mas con la publicación del
informe apócrifo, en una expresión más de su infinita (y ya legendaria) desvergüenza periodística.
El ex director y actual presidente de
El País, Juan Luis Cebrián, cuyo
sueldo es de 13 millones de euros, va a ser llevado al juzgado por los 129 periodistas del periódico recién despedidos-reforma
laboral en mano-en base a “administración dolosa, vaciamiento patrimonial y
otros”…
Parece que vuelve a tener vigencia
aquello de “soy periodista pero no digas nada porque mi madre cree que trabajo de pianista en un
burdel.” Sic transit.