8-II-13
Misión imposible la de evadirse de la
agobiante jaula de la realidad, mucho más si uno está encaramado a una columna
como aquellos estilitas que clamaban en el desierto buscando un sentido a su
narración… Bien, de corrupción va la cosa, algo tan viejo como la manzana de
Eva, cuya persistencia desmiente ingenuos voluntarismos sobre el incesante
progreso de la humanidad, y cuyo
carácter es transversal a profesiones, ideologías y clases sociales. Si en un
momento pareció que a los descamisados
les iba a tentar más la moqueta, ya se ha visto que a las gentes de orden les puede la codicia, así que no hemos ganado gran
cosa.
Un efecto colateral de los tiempos de
zozobra es la proliferación de predicadores rigoristas que lo arreglarían todo a
base de piras infernales y podando aquí y allá cargos e instituciones en plan
jardinero infiel. Hay tertulias que son un prodigio en soluciones
expeditivas. Pero lo peor-por peligroso-
es la emergencia de salvadores / as, o regeneradores/as según la última acepción, que suelen
acabar en un mero apéndice del insepulto
fenómeno del berlusconismo (la
alfombra roja de exenciones fiscales y
cambios legales que el esperancismo ha dispuesto para el tal Adleton y su
Eurovegas se le parece mucho).
Pero es viernes y Raquel, la forquillera, nos ayuda a sobrellevar el frío exterior y la desolación interior con
su poción mágica de vinos y tapas.
9-II-13
Sábado ventoso y frío. Casi es un
auto de fe salir a la calle, pero hay costumbres sagradas. Me preguntan por La Situación y no sé qué decir. ¿Cómo
dar alguna respuesta coherente, un relato, después de haber cenado la semana
anterior en Madrid con ex ministros, periodistas de alto copete y catedráticos
de economía sin que brotara idea alguna,
más allá del lamento más o menos lacrimógeno?
En la charcutería de Sa Plaça nos reciben disfrazados y con
sonrisas. En La Murada nos cuentan un
chiste de catalanes mientras observamos a unos clientes temerarios sentados en
la terraza. En la calle, capazos
(expresión aragonesa que significa pararse a hablar con alguien, coger capazos) de escaso recorrido entre
ráfagas de viento gélido. Corto y cierro. Una cosa es fer ciutat, que decía Oliaigo
Pons, y otra muy distinta fer s’ase.
10-II-12
Tras la nueva exhibición de Iniesta,
al más puro y evolucionado “estilo Zidane”, paseo bajo un tibio pero vigorizante sol por el “Podemó”,
que dice mi nieta para referirse al Port
de Maó. Ambiente, el justito, con sensación depresiva agravada por la
simultánea costumbre de muchos restauradores de cerrar en la empinada cuesta
invernal, con lo que los pocos que se atreven a desafiar precios aéreos para
visitarnos se encuentran deambulando perdidos por calles y muelles solitarios.
¿Dónde está un nuevo Alejandro Magno capaz de cortar el nudo gordiano? Porque a
pesar de los denodados esfuerzos de nuestro alejandrino
rey de la isla regia, seguimos siendo los parias de España en materia de
transportes…
11-II-13
Por fin alguien en el poder dimite. Y
ha tenido que ser un intelectual desubicado como el Papa Ratzinger el que haya
dado el paso emblemático. Agobiado por el peso mediático de su antecesor,
siempre se le ha visto desenfocado, incómodo y desbordado por el mundo líquido
que le ha tocado vivir a él, hombre de solidísimas convicciones. Ni siquiera se
salvó de las corruptelas en su propia casa y tuvo que tragarse el sapo de la
traición de su secretario personal; en su haber, la sencillez frente a la
opulencia mediática de su antecesor, y el haber puesto fin a la impunidad
eclesiástica en los asuntos de
pederastia. A sus ochenta y seis años se ha ganado el descanso.
Tras manifestar mi respeto por una
decisión difícil, una reflexión: ¿No sería hora de que otros poderes peculiares de naciones fieles se aplicaran el cuento?
13-II-13
¡Oh, no, de nuevo Bárcenas!... Me refugio en
mi incesante búsqueda de un relato coherente, o por lo menos de alguna reflexión digna de tal
nombre sobre la crisis existencial que nos asuela. Como la de Francesc Borrell,
profesor de Ciencias Clínicas de la Universidad de Barcelona en la revista
“Claves” sobre las distintas formas de afrontarla:
-Narración
culposa: “Hemos despilfarrado, no se puede gastar lo que no se tiene”, etc.
Da lugar a la resignación / reparación.
-Narración
conspirativa: “Unas élites de poder han planificado este desastre para
manejarlo todo en su beneficio...” Origina rabia / rebeldía.
-Narración
partidista-ideológica: “Los partidos de izquierda sólo saben gastar la riqueza
que no saben crear”… Consecuencia: resentimiento contra la ideología contraria.
-Narración
naturalista: Cada “x” años se produce una burbuja económica derivada de la
ambición humana. Las economías se resitúan y cada país decide el esfuerzo a
realizar en relación a otros. Corolario. Curiosidad / duda.
Da la impresión de que
mayoritariamente nos hemos colocado en la narración culposa y por eso no ha
habido aún un estallido social. Veremos.