lunes, julio 23, 2007

Esquitxos

Ha dicho el escritor francés Houellebecq en un seminario que España está destinada a ser un geriátrico turístico porque está ya colapsada y Croacia es mucho más bonita y tiene miles de islas desconocidas. Tiene razón: estuve el año pasado en la costa croata y Houellebecq se queda corto. No sólo es un litoral más bello, con su ristra de islas enfrente que lo convierten en una balsa de aguas azules, navegable incluso para acojonados compulsivos como yo, sino que no hay construcciones chirriantes y la atención al visitante es primorosa, lejos, muy lejos del chiringuitismo de aquí.
Y no es sólo Croacia: Montenegro es otra costa emergente de una belleza embriagadora, sobre todo por contar (a pocos kilómetros de Dubrovnik) con un fiordo auténtico en forma de alas de mariposa, Kotor, que no tiene nada que envidiar a los noruegos, y en el que además se puede nadar sin miedo a espasmos térmicos. Por si fuera poco, en Kotor he degustado los mejores calmares al horno de mi vida...a un precio irrisorio.
Creo sinceramente que se nos ha pasado nuestro arroz turístico aunque, a diferencia de mallorquines e ibicencos, siempre nos quedará nuestra isla en razonable estado de...reconversión.