domingo, junio 29, 2008

Esquitxos

Es domingo, luce el sol y hoy juega la Selección Española una final europea. Unos nacionalistas periféricos han declarado que preferían a Rusia o a Turquía antes que a España, ante lo que otros nacionalistas-españoles-han proferido alaridos de indignación ante tamaño ultraje a la patria futbolística... Es obvio que las hinchadas reflejan conductas de la tribu como destacaba ayer un reportaje de La Vanguardia, porque en realidad, el ser humano ha evolucionado mucho en lo social y tecnológico, pero nuestra estructura cerebral, el pensamiento esencial sigue siendo el de las tribus primitivas: miedos, fobias, filias. Un hincha, en fútbol, defiende su territorio, su colectivo y por qué no, su nación, la colectividad con la que siente más identificado.
Observo con divertido escepticismo tanto a Urkullu y Puigcercós, neo hinchas de Rusia y Turquía, respectivamente, y también a esos pintarrajeados ocupantes de gradas y plazas (bastante hortera, por cierto, el montaje de "Cuatro" en la plaza Colón de Madrid), lo paso todo por el minipimer y me quedo serenamente expectante ante el partido de esta noche, deseando que gane España, que me resulta notablemente más próxima que Alemania, y sobre todo porque su propuesta futbolística es mucho más atractiva. En el terreno sentimental, dijo el futbolero Albert Camus que la patria era el equipo de fútbol que uno elegía. Pues eso y que Dios o quien pueda, prevarique a nuestro favor repartiendo suerte.