Asisto por primera vez en mi vida a un pleno del Ayuntamiento de la ciudad en que nací (Maó en catalán, Mahón en castellano), no en la que vivo, aunque mi corazón y mis anhelos siempre estén en ella y fundamentalmente en su puerto. Y lo hago para despedir a un amigo, su alcalde, quien tras quince años en el cargo y veinticinco en el Consistorio, deja el cargo para dedicarse de lleno a su escaño de senador por Menorca ( y para proceder, de paso, a un ordenado cambio generacional en el propio ayuntamiento y a un merecido disfrute familiar por su parte ).
Compartí pupitre y muchas otras cosas, vivencias, emociones, con Arturo Bagur, un muchacho sencillo y afable a quien la política no ha cambiado en absoluto. Sigue siendo el mismo que conocí en el instituto y que luego ejerciera de "mancebo" en la farmacia de unos familiares míos, lo que hizo que nuestros contactos siguieran siendo frecuentes. Se intensificaron más tarde, al asumir yo la presidencia del Ateneo, entidad con la que Arturo siempre demostró una exquisita sensibilidad ( en aquellos gratos tiempos tuve ocasión de verle crecer en su faceta de político y orador). En su caso, "ser el mismo" no es un tópico al uso y abuso: Arturo ha seguido siendo tan accesible desde la alcaldía como en la farmacia o en el colegio y éste es su mejor patrimonio, el que le ha granjeado un respeto general que ayer fue patente en el salón de plenos.
Como reconocieron los representantes de los diferentes grupos parlamentarios, más allá de luces y sombras políticas, que de todo hay, empezando por su extemporánea renuncia en pleno mandato, la figura del amigo Arturo genera una corriente de general simpatía por su honradez, sencillez y plena dedicación al servicio público, primero como concejal de servicios sociales, buque insignia del Ayuntamiento de Maó / Mahón. Especialmente elegante estuvo en el Pleno de despedida su más enconado adversario político Carlos Salgado de Ciudadanos de Menorca en una intervención primorosa en fondo y forma. Sin dejar de criticar uno de los aspectos más espinosos del mandato de Arturo, la oficialización del nombre de la ciudad en catalán normativo, cumpliendo con la Ley de Normalización Lingüística pero desoyendo un amplio sentir popular, Salgado supo dar con el tono adecuado sin renunciar a sus principios. En este caso concreto, reitero mi posición favorable a la cooficialidad del nombre en catalán normativo Maó con el nombre castellano Mahón, que me consta es lo que a Arturo le hubiera gustado...
Compartí pupitre y muchas otras cosas, vivencias, emociones, con Arturo Bagur, un muchacho sencillo y afable a quien la política no ha cambiado en absoluto. Sigue siendo el mismo que conocí en el instituto y que luego ejerciera de "mancebo" en la farmacia de unos familiares míos, lo que hizo que nuestros contactos siguieran siendo frecuentes. Se intensificaron más tarde, al asumir yo la presidencia del Ateneo, entidad con la que Arturo siempre demostró una exquisita sensibilidad ( en aquellos gratos tiempos tuve ocasión de verle crecer en su faceta de político y orador). En su caso, "ser el mismo" no es un tópico al uso y abuso: Arturo ha seguido siendo tan accesible desde la alcaldía como en la farmacia o en el colegio y éste es su mejor patrimonio, el que le ha granjeado un respeto general que ayer fue patente en el salón de plenos.
Como reconocieron los representantes de los diferentes grupos parlamentarios, más allá de luces y sombras políticas, que de todo hay, empezando por su extemporánea renuncia en pleno mandato, la figura del amigo Arturo genera una corriente de general simpatía por su honradez, sencillez y plena dedicación al servicio público, primero como concejal de servicios sociales, buque insignia del Ayuntamiento de Maó / Mahón. Especialmente elegante estuvo en el Pleno de despedida su más enconado adversario político Carlos Salgado de Ciudadanos de Menorca en una intervención primorosa en fondo y forma. Sin dejar de criticar uno de los aspectos más espinosos del mandato de Arturo, la oficialización del nombre de la ciudad en catalán normativo, cumpliendo con la Ley de Normalización Lingüística pero desoyendo un amplio sentir popular, Salgado supo dar con el tono adecuado sin renunciar a sus principios. En este caso concreto, reitero mi posición favorable a la cooficialidad del nombre en catalán normativo Maó con el nombre castellano Mahón, que me consta es lo que a Arturo le hubiera gustado...
La metáfora de nuestro comúnmente admirado Leonard Cohen del pájaro en el alambre, utilizada por Arturo en su alocución final es de lo más pertinente:
Like a bird on the wire
Like a drunk in a midnight choir...
I swear by this song
and by all that I have done wrong
I will make it all up to thee.
( Como un pájaro en la jaula
como un borrracho en un coro de medianoche...
...Te juro por esta canción
y por todo lo que hecho mal
que te compensaré por todo)
No sólo me siento compensado como ciudadano sino orgulloso como viejo amigo. Queda pendiente un intento de entonar a dúo aquel portento musical de nuestro querido Leonard:
Suzanne takes you down
to her place near the river...
Like a bird on the wire
Like a drunk in a midnight choir...
I swear by this song
and by all that I have done wrong
I will make it all up to thee.
( Como un pájaro en la jaula
como un borrracho en un coro de medianoche...
...Te juro por esta canción
y por todo lo que hecho mal
que te compensaré por todo)
No sólo me siento compensado como ciudadano sino orgulloso como viejo amigo. Queda pendiente un intento de entonar a dúo aquel portento musical de nuestro querido Leonard:
Suzanne takes you down
to her place near the river...