29-II-09
Todavía me parece oír el “Diario hablado de Radio Nacional de España” de nuestra infancia con sus himnos patrióticos y pompas al uso, a través de aquellos inefables y entrañables receptores/ mueble. Con los años me aficionaría motu propio a la radio de la mano de un locutor con voz de cazalla que por las mañanas conectaba con diversos corresponsales europeos en lo primero que me pareció un debate político en el que España parecía no existir (por si las moscas) pero nosotros la oíamos entre líneas…
Me acuerdo de estas cosas mientras me dirijo a la emisora de la cadena SER para participar en su programa vespertino “La Ventana”. Y lo hago muy a gusto porque me encanta la espontaneidad e inmediatez de la radio: obliga a un esfuerzo de síntesis y claridad que viene bien a quienes estamos acostumbrados a los adornos literarios. No sé negarme cuando la radio me llama.
Todavía me parece oír el “Diario hablado de Radio Nacional de España” de nuestra infancia con sus himnos patrióticos y pompas al uso, a través de aquellos inefables y entrañables receptores/ mueble. Con los años me aficionaría motu propio a la radio de la mano de un locutor con voz de cazalla que por las mañanas conectaba con diversos corresponsales europeos en lo primero que me pareció un debate político en el que España parecía no existir (por si las moscas) pero nosotros la oíamos entre líneas…
Me acuerdo de estas cosas mientras me dirijo a la emisora de la cadena SER para participar en su programa vespertino “La Ventana”. Y lo hago muy a gusto porque me encanta la espontaneidad e inmediatez de la radio: obliga a un esfuerzo de síntesis y claridad que viene bien a quienes estamos acostumbrados a los adornos literarios. No sé negarme cuando la radio me llama.
31-I-09
Mi tía nonagenaria se pone por fin de acuerdo con el Dios en el que creía sin pasión pero con determinación, y me deja huérfano de confidencias sabatinas. En la última semana le pidió tan encarecidamente a su amigo de las alturas que se la llevara suavemente, que acabó accediendo a sus ruegos y condiciones. Y así se agota el filón de los fills de Sa Farinera (vuelvo a pedirle a Margarita Caules que cuente algún día la historia de “La Minerva”, al fin y al cabo, el bueno de Gori no andaba tan lejos), el de mi padre y mis tíos, pero además, a mí lo que me duele en el alma es que se me va una amiga singular, último testigo de mis raíces más profundas. Y también echaré de menos a sus magníficas cuidadoras del Geriátrico, siempre solícitas, cálidamente humanas…
1-II-09
No resulta fácil romper una lanza a favor de los israelíes cuando sus implacables y mortíferas reacciones al acoso de los terroristas de Hamás (en cuya carta fundacional figura la “aniquilación de Israel” como principal objetivo), les descalifican una y otra vez. Pero tampoco es bueno meterles el dedo en el ojo, como han hecho últimamente Benedicto XVI con su acogimiento fraternal a los seguidores de Monseñor Lefebvre y muy especialmente al obispo Williamson, antisemita indisimulado que ha negado públicamente el holocausto judío propiciado por los nazis. Y qué decir de nuestra hiperactiva (en según qué asuntos) Audiencia Nacional que se pone ahora a enjuiciar a un ex ministro de Defensa isarelí por un bombardeo de Gaza hace siete años…
2-II-09
Me despierto en la mañana del lunes con mis retinas colonizadas por las imágenes del Nadal-Federer de ayer. Y es que fue no sólo un descomunal partido de tenis sino que por su carácter agónico, por el espectacular desmoronamiento psicológico del perdedor, por la exquisita caballerosidad del vencedor, por la presencia en la pista de las leyendas del tenis, fue un espectáculo inenarrable que me reafirmó en la idea de que el deporte, cuando ofrece su mejor versión, es el mejor lenitivo contra cualquier melancolía. Y Nadal es tan grande y tan buen tipo que hasta logra que le perdone su morbosa querencia por el merengue…
3-II-09
La campaña atea plasmada en autobuses urbanos (“Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida”) es ingeniosa, pero adolece de una retranca innecesaria: todos sabemos que los creyentes se lo pasan tan bien como los agnósticos/ ateos, o incluso mejor, porque saben que además de las gratificaciones terrenales, obtendrán dicha eterna. Si de mí dependiera, cambiaría el lema a algo así: “Puede que Dios exista, pero disimulemos un poco”, o sea que la idea de Dios, bien empleada, puede ser un factor no sólo ansiolítico para el hombre tomado individualmente, sino cohesionador e ilusionante para los grupos humanos, como se ha demostrado en la catarsis obámica. Por el contrario, tomada a las bravas, puede llegar a ser peligrosamente inflamable, como demuestra fehacientemente la historia. Creyentes y no creyentes debemos compartir valores sin arrogarnos ningún tipo de superioridad moral.
Sólo así puede que asistamos un día a la última transición pendiente: la de la proclamación de un presidente norteamericano recién salido del armario del agnosticismo. Quizá nuestros hijos…
(Interesante debate al respecto en el blog, al que se puede acceder-y participar- a través de la edición informática de Es Diari: pedrojboschblogspot.com)
4-II-09
Pero toda la metafísica palidece ante la cruda realidad del aumento galopante en el número de parados en nuestro país de champions de la Economía, que hasta anteayer, y al decir del Gobierno, tenía el sistema bancario más sólido del planeta y ahora es puesto cara a la pared, como máximo responsable de que la economía no remonte. ¿Y qué han hecho los sucesivos gobiernos de la época de las vacas gordas, más allá de regodearse de la espectacular bonanza? ¿A ninguno de ellos, de derechas o de izquierdas, se les ocurrió que el gigante tenía los pies de barro y que había que cambiar el modelo de crecimiento, rompiendo con el ladrillo y la especulación inmobiliaria? ¿A quién tienen que pedir responsabilidades las familias que se quedan sin trabajo? Desde luego, no a los bancos, entidades privadas que sólo prestarán si se les dan garantías de devolución, asunto problemático cuando el índice de morosidad sube y sube, como la caradura de nuestros políticos.
5-II-09
Y de la crisis económica a la social: crecen los episodios de xenofobia especialmente en Italia. Y a los peculiares gobernantes berlusconianos no se les ocurre otra cosa que pedir a los médicos de la sanidad pública que denuncien a los sin papeles que acuden a Urgencias… Aquí también empiezan a oírse quejas de que hay demasiados morenos en las colas de la Seguridad Social, y claro, primero estamos nosotros. ¿Claro?