13-V-09
20.30 h.- Instalado cual arenque en lata en un graderío del campo de Mestalla, entre presuntos correligionarios vociferantes, después de haber pasado un vía crucis para llegar al campo, medito sobre la estúpida futilidad de la condición humana. “Están todos locos, ¿qué c. hago yo aquí?, ¿por qué me dejé enredar?” Me siento ajeno a aquel tenso y expectante jolgorio. Salen los jugadores a calentar y me entretengo viendo sus evoluciones: ver un esférico saltarín yendo de pie en pie sigue siendo uno de mis pasatiempos preferidos. No me pregunten por qué, no lo sé.
21 h.- Silbatina monumental, insufrible. Me tapo los oídos. Despreciativos dedos enhiestos por doquier, burlescas cornamentas digitales, más estruendo. Imprecaciones contra el Borbón. El himno nacional no está ni se le espera. Con los oídos tapados pienso ya en los artículos de mañana en la prensa madrileña. Menudo festín. No me escandalizo. No me parece elegante pero es una manifestación libérrima. Es lo que hay en este descosido país de países.
21.10 h.- Gol del Athletic. “No, si está claro que ya no tengo edad para estas cosas. Ahora vuelve a casa hecho unos zorros y con el rabo entre las piernas, babau…”
23.30 h.- Delicia de las delicias. El esférico saltarín ha ido de un pie a otro con precisión, rapidez y elegancia hasta depositarse cuatro veces en la portería que tengo literalmente a mis pies. La magia del fútbol, del mejor fútbol, del juego que me apasiona desde que tengo uso de razón, me ha hecho olvidar ya agobios y traumas timpánico-intelectuales. De pronto, la desazón: ¿no será, más bien, porque han ganado los míos? No lo sé, pero me abrazo con conocidos y desconocidos. Así somos.
1.15 h. Copa con vascos en el hotel. Nos felicitan. Me quito el sombrero ante su espíritu deportivo. Si a nosotros nos meten cuatro nos vamos del campo media hora antes de terminar y despotricando…
1.50 h.- Tranquimazín y a la cama.
20.30 h.- Instalado cual arenque en lata en un graderío del campo de Mestalla, entre presuntos correligionarios vociferantes, después de haber pasado un vía crucis para llegar al campo, medito sobre la estúpida futilidad de la condición humana. “Están todos locos, ¿qué c. hago yo aquí?, ¿por qué me dejé enredar?” Me siento ajeno a aquel tenso y expectante jolgorio. Salen los jugadores a calentar y me entretengo viendo sus evoluciones: ver un esférico saltarín yendo de pie en pie sigue siendo uno de mis pasatiempos preferidos. No me pregunten por qué, no lo sé.
21 h.- Silbatina monumental, insufrible. Me tapo los oídos. Despreciativos dedos enhiestos por doquier, burlescas cornamentas digitales, más estruendo. Imprecaciones contra el Borbón. El himno nacional no está ni se le espera. Con los oídos tapados pienso ya en los artículos de mañana en la prensa madrileña. Menudo festín. No me escandalizo. No me parece elegante pero es una manifestación libérrima. Es lo que hay en este descosido país de países.
21.10 h.- Gol del Athletic. “No, si está claro que ya no tengo edad para estas cosas. Ahora vuelve a casa hecho unos zorros y con el rabo entre las piernas, babau…”
23.30 h.- Delicia de las delicias. El esférico saltarín ha ido de un pie a otro con precisión, rapidez y elegancia hasta depositarse cuatro veces en la portería que tengo literalmente a mis pies. La magia del fútbol, del mejor fútbol, del juego que me apasiona desde que tengo uso de razón, me ha hecho olvidar ya agobios y traumas timpánico-intelectuales. De pronto, la desazón: ¿no será, más bien, porque han ganado los míos? No lo sé, pero me abrazo con conocidos y desconocidos. Así somos.
1.15 h. Copa con vascos en el hotel. Nos felicitan. Me quito el sombrero ante su espíritu deportivo. Si a nosotros nos meten cuatro nos vamos del campo media hora antes de terminar y despotricando…
1.50 h.- Tranquimazín y a la cama.
14-V-09
Fervor blaugrana en el tren de vuelta a Barcelona. Overbooking de personalidades catalanas. Montones de periódicos deportivos. Suelo resbaladizo por la baba. ¡Es el fútbol! Insisto, no me pregunten más.
15-V-09
Animada sobremesa en la cena post ateneística. Manuel de Lope nos cuenta anécdotas de su periplo por tierras de España para escribir su monumental obra Iberia. Antes, en la tribuna le había preguntado su impresión final, si el nuestro era un país con fibra, un país de países o un conglomerado de países distintos…y distantes. Para salir por la tangente, se remontó a su exilio en Francia durante el franquismo, donde comunistas, liberales, catalanes, vascos y madrileños clamaban ¡Viva España!, al final de sus reuniones.
Ahora, relajado y ante un caldo de viña hispana, dice que aquella fibra a la que me refería no es ni la Liga de fútbol ni la Lotería Nacional ni la Guardia Civil: es una peculiar alegría de vivir, común en toda la piel de toro, y son los conventos, omnipresentes en su recorrido, la mayoría minúsculos y paupérrimos, y lo son también los clubes de alterne de carretera, patrimonio nacional por excelencia. Deliciosa (por freudiana) la anécdota de unas monjitas que recibían vestidos de azafata desechados y los recosían para ellas. Y es que los designios de Jehová son inescrutables…
16-V-08
Repaso el correo electrónico después del frenético viaje a Valencia y no puedo soslayar la petición de ayuda para la investigación en torno a la curación de la AME (Atrofia Muscular Espinal, SMA, acrónimo inglés), grave enfermedad genética que en su versión más grave cercena la vida de muchos bebés. Se trata solamente de firmar para impulsar las últimas y esperanzadoras investigaciones. La página de acceso electrónico es petitiontocuresma.com. El video de Youtube, imprescindible.
17-V-09
Celebración por todo lo alto de Liga y Copa en Santo Tomás ante el fastuoso arroz caldoso de llomàntol que prepara Mario Delgado Jr. Tras comprobar que la arena de la playa va volviendo a su sitio a pesar del absentismo de la autoridad competente, desgranamos con Jesús y Carmen la soberbia temporada blaugrana y convenimos en la necesidad de eliminar referencias (y de paso bochornos) al Jefe del Estado. “Copa de España” estaría mejor. Rememoramos también vivencias compartidas a lo largo de más de treinta años de amistad. En el mar no se ven medusas. Turistas, haberlos haylos. Algo es algo.
18-V-09
Revista de prensa.- “Quejarse de los silbidos al Rey es un acto de ceguera, es negarse a admitir que son manifestación primaria de algo muy serio y que resulta cada vez más evidente: la profunda ruptura sentimental entre Catalunya y España, puesta de manifiesto en la ausencia de un proyecto compartido… De ahí que a nadie le convenga pasar otro siglo a vueltas con los silbidos. Ni a los catalanes que apuestan por la independencia ni a los españoles que defendemos la idea de España como casa común compartida…” Juan J. López Burniol en El Periódico.
“La ignominiosa pitada no fue sino la metáfora del descarnado chantaje nacionalista…La causa está en cinco años de ambigüedad, deslealtad, sectarismo…” Ignacio Camacho en Abc… Mmmm, hace casi treinta años asistí a un espectáculo semejante en La Romareda de Zaragoza. Final de Copa entre Real Madrid y Barcelona (1-2). El himno nacional español se ahogó entre un clamor: ¡Visca el Barça, visca Catalunya!... Me temo que, por una vez, Zapatero no tiene la culpa.