No todo está tan mal, amigos. Ahí está el caso de esa doctora endocrinóloga capaz de reivindicar el ojo clínico en un autobús y diagnosticarle un tumor cerebral a una pasajera que luego trata de localizarla (parece que ya lo ha conseguido y han quedado para tomar café), a través de un periódico para agradecerle su desparpajo médico que seguramente le ha salvado la vida. Y qué decir del ejemplo del Alcorcón, capaz crear un agujero negro en el corazón de la Galaxia a pesar de su modestia...
Y tampoco hay que ofuscarse con lo de la corrupción. Antes se hablaba del oasis catalán, de su irredento nacionalismo disgregador y el sunsum corda. Ahora ya tenemos otro elemento de unión, además del campeonato de Liga: la tranversalidad del elemento corruptor y su extensión a todos los países del País. Bueno falta algún ayuntamiento de Vasconia, pero todo se andará. Por la corrupción hacia la sagrada unidad de la Patria única e indivisible en el afane. ¿Véis?