El síndrome de Simon lo componen hombres solteros ( con horror al compromiso), inmaduros (¿pleonasmo?), narcisistas y obsesionados con el éxito...¿Le suena? Particularmente me siento cercado por una tropa de simones, maníacos también del culto al cuerpo y mitómanos por excelencia. ¿No es éste un mundo simónico, lleno de papanatas ? ¿Cómo catalogar si no a esos majaderos de la trama Gürtel capaces de vender su alma al diablo por trajes a medida, relojes de marca o fiestas de moqueta y caviar? ¿Y qué decir de los papanatas que afirman, ufanos, que esto carece de importancia a la hora de votar, que seguirán apostando por los suyos?
Pero lo que más me ha llamado la atención esta semana es la concesión del Nobel de la Paz a Barack Obama por sus esfuerzos en pro del diálogo. ¿Y por qué no el Nobel de Medicina por su reforma sanitaria light? Estamos ante una muestra de papanatismo planetario que pasa de la ilusión generalizada por el advenimiento de Obama ( después de Bush creo que nos hubiéramos conformado con cualquier cosa) a la aquiescencia acrítica y a la admiración mitómana, o sea infundada. Obama promete, pero de momento, poco más cabe poner en su acervo político. Además, se trata de un regalo envenenado que puede condicionarle a la hora de tomar alguna dolorosa, aunque insoslayable, medida.
¿Y qué decir de los papanatas sectarios que impiden un homenaje a Agustín de Foxá por "facha" o los comunicados de la Generalitat catalana en catalán ¡y árabe! o la exigencia peneuvista de presencia del ejército español en pesqueros vascos mientras abomina de maniobras militares en Euskadi, etcétera, etcétera. Menos mal que anoche vi actuar a una payasa y me divertí asazmente. Y es que sólo los payasos profesionales pueden salvarnos de tanta impostura. Por lo menos sabemos de qué y a qué van...
Pero lo que más me ha llamado la atención esta semana es la concesión del Nobel de la Paz a Barack Obama por sus esfuerzos en pro del diálogo. ¿Y por qué no el Nobel de Medicina por su reforma sanitaria light? Estamos ante una muestra de papanatismo planetario que pasa de la ilusión generalizada por el advenimiento de Obama ( después de Bush creo que nos hubiéramos conformado con cualquier cosa) a la aquiescencia acrítica y a la admiración mitómana, o sea infundada. Obama promete, pero de momento, poco más cabe poner en su acervo político. Además, se trata de un regalo envenenado que puede condicionarle a la hora de tomar alguna dolorosa, aunque insoslayable, medida.
¿Y qué decir de los papanatas sectarios que impiden un homenaje a Agustín de Foxá por "facha" o los comunicados de la Generalitat catalana en catalán ¡y árabe! o la exigencia peneuvista de presencia del ejército español en pesqueros vascos mientras abomina de maniobras militares en Euskadi, etcétera, etcétera. Menos mal que anoche vi actuar a una payasa y me divertí asazmente. Y es que sólo los payasos profesionales pueden salvarnos de tanta impostura. Por lo menos sabemos de qué y a qué van...