Los pesimistas radicales que al no esperar gran cosa de la humanidad nos vamos conformando con pequeños detalles para ir tirando y por ello, tendemos a ver alguna que otra luz donde aparentemente todo es borrasca. Como por ejemplo en la actual ola de corrupción que nos invade. A saber:
-Puede producirse de una vez una catarsis nacional que ponga freno, social y legislativo a tanto desmán: de hecho la sociedad española, facturitas en negro aparte, no está instalada en las prácticas corruptas de otras latitudes.
-La transversalidad de la corrupción, tanto en partidos como en regiones, acabará, pienso, de una vez por todas con el "Y tú más". Ha quedado claro que es cosa de todos, no de un determinado partido.
-Las instituciones, la Fiscalía en este caso, quedarán reforzadas al comprobarse que se persigue por igual a tirios y troyanos.
-Se acabará de una vez la teoría de la persecución esgrimida con desvergüenza por el PP en el caso Gürtel, terriblemente lesiva para las instituciones.
Dicho eso, me voy a vomitar.