Vuelvo de participar (sentado y con servilleta anudada al cuello) en las Jornadas Gastronómicas de San Luis ( fantástica la raya con alcaparras del artista Dani Mora) y al abrir el ordenador para repasar la prensa vespertina, el dinosuario todavía está ahí. Su llama Camps, don Francisco y preside la subprefecture de Valencia por voluntad popular. Pero ocurre que no lo puedo soportar(por eso he titulado este comentario "cuestiones personales, porque sé que se trata de una manía personal e intransferible). Me ocurre poco, en general soy persona tolerante e indulgente, pero de vez en cuando un personaje público se me atraganta y empiezo a desear que alguien lo defenestre. En general se trata de personas cursis y relamidas como Bono, a quien tengo que aguantar ahora como Presidente de las Cortes, pero me defiendo con el zapping: toma la palabra ese untuoso ( pegajoso, para qué vamos a edulcorar adjetivos) político y cambio instantáneamente de canal. Con Camps me pasa lo mismo: en mi vida he visto alguien más insufrible, bueno sí, quizás alguno de esos jesuitas que nos zarandeaban con sus amenazas de tormentos infernales... Esa sonrisa de hiena ( ¿de qué c. se ríe si las evidencias en su contra rayan la obscenidad?). Y por cierto: ¿Qué hacía Costa que no hiciera Camps con la pandilla de Correa?
Otro de mis personajes odiosos ( manías personales insisto) era el tal Montes que fusilaba partidos de fútbol con gracietas de lo más inane . Pero mira por donde, hoy surge la noticia de su inesperada muerte y claro está, se aparcan las críticas. Descanse en paz el creador del "tiki-taka" que popularizara aquello de que la vida puede estar maravillosa...
Y a estas alturas debe de haber terminado ya la "manifestación por la vida", esa a la que no acudimos las gentes de mal vivir que, aún abominando de las prácticas abortivas, abogamos por una ley razonable que las regule y que no mande a la cárcel a las desgraciadas que se someten a ellas ni a los médicos que las ayudan.
P.S. Este blog permanecerá en stand by durante unos diez días por cuestiones viajeras. Diculpen la interrupción.