19-IV-13
Viernes mediodía + sol= “Podemó” (Port-Maó en versión de la
pequeña Inés que cumple tres años). Van reabriendo los restaurantes, han
derruido ya la putrefacta casita (sus ratas se han paseado durante años por mi
terraza paredaña), que entorpecía el paso peatonal al ascensor. Me siento ante
el paisaje de mi infancia, el que contemplaba encandilado por “el primer sol de
España” nada más despertar, mientras
escuchaba el trajinar de mi madre en la cocina.
No había sombras de preocupación, ni
una nube de inquietud, el mundo del niño
estaba estructurado: me conformaba con que me llegara la dosis semanal del Capitán Trueno, que Bahamontes ganara el
tour y que no soplara el xaloc, aquel desagradable viento que nos
pegaba de frente acompañado del persistente y odioso flop flop de las olas batiendo contra el muelle. Aquel bufido del sur llenaba de suciedad nuestras
plataformas de baño como hoy día la incesante marea de la corrupción enloda
nuestras expectativas de futuro.
Por la noche, el documental sobre
Woody Allen que emite Canal + me saca, a base de sonrisas, del ensimismamiento
en que me ha dejado la disertación del embajador Dicenta en la biblioteca de la
Fundación Rubió, una disección fría y cortante de la actualidad por parte de
alguien que conoce los entresijos de la política internacional. ¿Estamos
asistiendo a un fin de época? Lo hablamos al final, recordando aquellas
clasificaciones escolares: edad antigua, moderna, contemporánea… ¿Empezará de
verdad algo nuevo que nos restituya una pizca de fe en la humanidad?
20-IV-13
Inés me proporciona, al despertar, su
aportación literaria a Sant Jordi. La
tomo en brazos para enseñarle el nuevo día. Le digo, innecesariamente, que las
hojas de los árboles se mueven, porque ya se había dado cuenta mirando el ullastre.
-Las hojas bailan con el viento-me
dice, tal cual.
Me quedo gozosamente pasmado. Balbuceo
alguna nimiedad y me seco la baba para que no se me note cuando llegue mi turno
de lectura de “El pequeño príncipe” en Ses
Moreres…
21-IV-13
Coincidí hace unos años en un debate televisivo de IB3
con la monja Teresa Forcades y me causó una inmejorable opinión: argumentaba
con fundamento, carecía de complejos y tabúes y mostraba gracejo y
contundencia. El asunto iba del papel de la Iglesia en la sociedad actual y se
mostró totalmente crítica con la marginación de la mujer en el seno eclesial.
“Fue decisión política de Pablo VI, ningún texto bíblico la avala” le espetó a
un cura defensor de la ortodoxia…
Hoy
veo a la inquieta monja, también médico, promoviendo un partido-anti partido de
democracia radical y en defensa de los más desfavorecidos y me pregunto dónde
está la Iglesia fiel al mensaje de Jesús de Nazaret, si con los que manifiestan
preocupación, ¿exclusiva?, por el aborto y los
gays, o con movimientos como el que
encarna Teresa Forcades…
22-IV-13
El Ayuntamiento ha hecho caso
a los comerciantes del puerto (sólo uno, como Astérix, resiste a los
coches desde su aldea del Moll de Llevant),
no habrá restricciones de tráfico este verano, y los parroquianos seguiremos cenando en las terrazas entre restallidos de
tubos de escape, humaredas con aromas de gasolina y tratando de contemplar, por alguna rendija entre coches,
retazos de la lsla del Rey iluminada. Sic transit.
23-IV-13
Bajo un rato al carrer Nou a cumplir con el
rito de Sant Jordi. Aunque no compro
ningún libro-ya lo hago de forma claramente excesiva durante todo el año-, sí
me hago con cuatro rosas para mis chicas de la consulta, que me premian con un
gratificante ósculo. Una flor, un beso, que
no és guapo açò?
24-IV-13
Esta mañana he caído del caballo y
una luz cegadora (más bien cuatro fogonazos) me ha hecho ver la verdad. Y es
que solamente la señora Merkel y sus terminales futboleras pueden salvarnos: bajo ningún concepto deben
permitir el derroche que significaría que el Real Madrid ganara la décima. Hay que seguir por la senda
de la austeridad (los portugueses también, por bocazas).
25-IV-13
La coalición Merkel-Lewandoswky me ha
hecho caso: anoche, cuatro nuevos decretos-leyes contra los manirrotos del Sur, aunque desde Madrit nos van a dar la matraca estos días con el “espíritu de Juanito” y
demás apelaciones patrioteras…
Mientras tanto, en Irlanda parece que
tienen otra manera de encarar los desahucios: Alguien se declara insolvente
para pagar su hipoteca y una agencia estatal le manda un gestor que prohibirá a esta familia irse de vacaciones,
tener televisión de cable, tener coche si hay un transporte público en la zona,
o llevar a cabo ciertos gastos que se consideran lujos. Entretanto, seguirán
ocupando la casa, pero con un plan que terminará por hacer frente a las deudas
más adelante… ¿Cómo aplicar semejante plan en el país de la Real Gana?