12-I-07
Por fin me llega la más esperada revista del Círculo de Lectores en la que viene anunciado, con todos los honores de acontecimiento literario, el libro de nuestro paisano José Antonio Fortuny “Diálogos con Áxel”, en una cuidadísima edición, como viene siendo norma de la casa. Siento una mezcla de orgullo y envidia difícil de explicar. Ahí es nada haber sido uno de los primeros lectores del manuscrito, haber contribuido con alguna sugerencia, haber estimulado a su creador, haber presentado oficialmente la obra junto a JM Mendiluce, haberme convertido en su amigo…
Envidia ¿sana?, claro que también, ¡a qué escribidor no le gustaría plantar su semilla en el florido pensil del prestigiosísimo Círculo de Lectores! Lo que no experimento de ninguna manera es sorpresa: desde el primer momento dije sin ambages que estábamos ante una obra monumental, un libro que palpita vida y calidad literaria desde la primera a la última página. Fortuny narra la historia de un Sísifo contemporáneo, él mismo, que todos los días se ve obligado a subir un menhir hasta la cima de una colosal montaña, roca que se despeña fatalmente por la noche con la aparición del maquiavélico Áxel, y que obliga a nuestro héroe a reemprender la tarea un día tras otro mientras siente que sus fuerzas van menguando día a día, fenómeno que relata con un notable y enternecedor sentido del humor.
Es formidable que este corajudo y lúcido menorquín pueda ser conocido a partir de ahora por un amplísimo público, aunque no sé cómo llevará eso de convertirse en mediático.
Por fin me llega la más esperada revista del Círculo de Lectores en la que viene anunciado, con todos los honores de acontecimiento literario, el libro de nuestro paisano José Antonio Fortuny “Diálogos con Áxel”, en una cuidadísima edición, como viene siendo norma de la casa. Siento una mezcla de orgullo y envidia difícil de explicar. Ahí es nada haber sido uno de los primeros lectores del manuscrito, haber contribuido con alguna sugerencia, haber estimulado a su creador, haber presentado oficialmente la obra junto a JM Mendiluce, haberme convertido en su amigo…
Envidia ¿sana?, claro que también, ¡a qué escribidor no le gustaría plantar su semilla en el florido pensil del prestigiosísimo Círculo de Lectores! Lo que no experimento de ninguna manera es sorpresa: desde el primer momento dije sin ambages que estábamos ante una obra monumental, un libro que palpita vida y calidad literaria desde la primera a la última página. Fortuny narra la historia de un Sísifo contemporáneo, él mismo, que todos los días se ve obligado a subir un menhir hasta la cima de una colosal montaña, roca que se despeña fatalmente por la noche con la aparición del maquiavélico Áxel, y que obliga a nuestro héroe a reemprender la tarea un día tras otro mientras siente que sus fuerzas van menguando día a día, fenómeno que relata con un notable y enternecedor sentido del humor.
Es formidable que este corajudo y lúcido menorquín pueda ser conocido a partir de ahora por un amplísimo público, aunque no sé cómo llevará eso de convertirse en mediático.
13-I-07
Día de manifestaciones. Solamente he asistido a una en mi vida, además de las procesiones de Semana Santa de mi infancia (mi sensación fue parecida, incómoda, al encontrarme observado en medio de la calle, de incógnito o no). Fue tras el 23-F, para gritar bien alto que no quería más militares dirigiendo nuestras vidas (las de la época universitaria no las cuento, más que manifestaciones eran corridas y protestábamos contra todo).
Me escribe un colega de blog para decirme que unas y otras (procesiones y manifestaciones) son, simplemente, exhibiciones ante un espejo roto. Puede que sea así y, además, malo para una sociedad presuntamente democrática cuando tiene que salir continuamente a la calle. Y peor cuando no lo hace de forma unitaria ante un desafío como el del terrorismo. Me paso el día intentando comprender las razones de los conservadores para no acudir y se me quedan las neuronas arremolinadas, como los pelos de los monigotes de Forges… Gallardón, Gallardón, ¿por qué nos has abandonado?
Ayuno de noticias, acudimos al Principal para agradecerle a Juan Cubas todo lo que ha hecho por el arte de Talía desde que llegara a Menorca hace cincuenta años como componente del teatro de los Hermanos Largo. Recuerdo perfectamente mi fascinada mirada de niño al Cubas juvenil y el climax de aquellas representaciones de los últimos cincuenta, un oasis en el desierto intelectual de aquellos tiempos oscuros.
14-I-07
Tronya, Allen y sus cachorritos me piden agradezca las múltiples manifestaciones de simpatía que, por otra parte, me van como anillo al dedo: así no me preguntan por la derrota del Barça ante el Espanyol, y puedo recuperarme no sólo de ella sino también de la delirante y estridente retransmisión del tal Montes y su fiel escudero Salinas: ¿qué hemos hecho para merecer tal esperpento? Dicho sea de paso: me preocupa que esto pueda gustar.
15-I-07
El debate parlamentario sobre política antiterrorista me deja mal cuerpo. Ni creo que estos sean asuntos para aventarlos en público (de lo que no se puede hablar no debe hablarse, y no hay ninguna democracia avanzada que lo haga) ni me parece aceptable el tono utilizado por el jefe de la oposición, aunque puedo entender que muchos españoles crean de buena fe que ante el fenómeno terrorista no cabe otra política que la represiva pura y dura. Lo que ya me cuesta mucho más comprender es la obscena descalificación de otra manera de enfocar el problema que es la de quienes creemos que no puede acabarse sólo policial y judicialmente con una lucha armada que cuenta con un amplio (por repulsivo que nos parezca) apoyo popular.
Sólo una política de unidad entre demócratas, incluido el nacionalismo democrático vasco y catalán (el gran error del beatificado Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo fue excluirlos) puede arrodillar definitivamente a los etarras. Y discreción, mucha discreción: dijo no hace mucho un político británico que el proceso de paz con el IRA no hubiera resistido un par de tertulias radiofónicas españolas. Pues a ver si aprendemos.
17-I-07
Diada. Me levanto con las mejores intenciones identitarias, pero al final acabo haciendo lo que todos los festivos bonancibles: tomar una cañita en el puerto junto a unos jubilados británicos, mientras observo subrepticiamente a unas guapas brasileño-menorquinas y trato inútilmente de reflexionar bajo la caricia del sol (en estas circunstancias los sentidos se imponen al intelecto, ¿o serán los años?). ¿Identidad menorquina, what is this? No me gustaría que, a fuerza de manosearla, acabáramos convertidos en un parque temático/folklórico. Más allá de tres tocs, alfonsos y abu-umares, ¿adónde vamos?
18-I-07
Miro por encima las fotografías de la macrofiesta de Es Diari y me acuerdo de las risas que compartía con el inolvidable Paco Fábregues en el Ateneo, cuando me contaba las presiones que recibía para salir en la foto de Mongofre en aquellas veladas culturales perdidas ya en la noche de los tiempos. También recuerdo mis tiempos de jurado de los premios de Editorial Menorca con aquellas carretillas de votos unidireccionales. ¡Ah! Vanitas, vanitatum..