sábado, agosto 25, 2007

Pildoras

Publicado en "Diario Menorca" el sábado 25 de agosto 2007

Un lector propone, en carta al director de El País, cambiar la simbología de España, este “país moderno, bullicioso, innovador, con un PIB continuamente en alza” para definirla “mejor que el toro de Osborne, la bailaora de flamenco y la paella”. Propone, entre otras cosas, la grúa de construcción, el billete de 500 euros y el todoterreno...

...El todoterreno, sí, que además de acariciar como nadie la capa de ozono, te ofrece magníficas posibilidades deportivas cuando te lo encuentras aparcado en batería al lado de tu utilitario. Es una manera práctica de calibrar tus habilidades contorsionistas para lograr acceder a tu asiento de conductor, y una eficiente cura de humildad, te sientes hormiguita y absolutamente fuera de onda.Vamos, que no eres cosa.

¿Y la simbología de Menorca más allá de los pinos y el agua turquesa de Macarella, la abarca, el caballo y el gin?
-Los despelotados de Cavallería embadurnados de lodo.
-Los comensales del puerto de Mahón encajonados entre coches y yates y una humedad del noventa por ciento.
-Una cola en la taquilla del Teatro Principal en día de concierto a 35º a la sombra.
-Las burdas ( y peligrosas) imitaciones de las fiestas ibicencas.
-Los coches empolvados después de un bucólico día en playa virgen.
-Un mahonés pidiendo una pomada en Ciutadella, momentos antes de encontrarse fotut.
And so on

Sin olvidar las señas de identidad apuntadas por mi fraternal convecino de L’illa de les Vaques Emili Pons i Carreras, como la tolerancia de sus gentes, su inquietud cultural o el respeto al territorio, verdadero signo diferencial, este último, con ibicencos, mallorquines, levantinos y tutti quanti... Que no todo va a ser cachondeo agosteño y vayan a llevarse una idea equivocada. Lo que decía el otro día, somos una auténtica reserva espiritual...
Ahora que decae el peligro de que lo descubran, el “Premio Estival del Ullastre” se concede al Moll d’en Pons de Es Castell, por sus sublimes fosquets a la vera del mar.

El nombramiento de Boris Izaguirre para el pregón de Gràcia me hace concebir grandes esperanzas: ya no veo imposible que alguna vez sea nominado Woody Allen dado su profundo arraigo en nuestra ciudad. Aunque no sé si es suficientemente farandulero.

Y como se acaba agosto y con él estas píldoras, no está de más recapitular en base a las Leyes Fundamentales de la Estupidez que propugnara en su día el catedrático italiano Carlo M. Cipolla, porque quien más quien menos -basta leer la sección de cartas al director- habrá sufrido las consecuencias de alguna de ellas, especialmente manifiestas en esa época de la gran y frenética xalada. A saber:
-Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo.
-La probabilidad de que una persona determinada sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la misma persona.
-Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas.
Bueno, pues esto es todo, que cada cual repase su propio inventario de estúpidos que le han estropeado algún momento de este ferragosto, como aquel que puso música bacalao a todo trapo bajo un pinar, a aquel otro que le aseguró que no había ninguna medusa momentos antes del pruriginoso eczema, o la otra que en pleno bucolismo de Binisafuller desenfundó el móvil y le asestó un prolijo relato a voz en grito sobre su xalada vacacional y los avatares médico-quirúrgicos de su cuñada, o el de más allá a quien invitó a cenar en su casa y no paraba de contar chistes malos a las tres de la madrugada. O aquel que... Hala idò, cada mochuelo a su olivo.