25-IV-08
Viendo anoche el programa de debate “En Obert” de IB3TV, me pareció retroceder en el tiempo hasta aquella ominosa etapa de corrupción al final del llamado “felipismo”, cuando roldanes, urralburus, paesas y juanitos guerra campaban a sus anchas por los aledaños del poder llenando sus alforjas privadas. Era una época en la que se decía que el que tenía que suceder a Felipe aún estaba estudiando Cou…
Ayer en la televisión balear se hablaba de algo muy parecido, al compás de la ubérrima cosecha de escándalos que van aflorando en el seno del partido que ha gobernado las islas en los últimos años y cuyos dirigentes estaban convencidos, al igual que entonces los “felipistas”, de que su alternativa estaba todavía en la guardería. El final del “matismo”, con su líder en vergonzante fuga está siendo igualmente escandaloso y destila una diáfana moraleja: da lo mismo que sean socialdemócratas (presuntamente controladores e intervencionistas) o liberales (laissez faire, laissez passer), la condición humana es inmutable, y la larga permanencia en el poder genera monstruos aquejados por el síndrome del cortijo.
Viendo anoche el programa de debate “En Obert” de IB3TV, me pareció retroceder en el tiempo hasta aquella ominosa etapa de corrupción al final del llamado “felipismo”, cuando roldanes, urralburus, paesas y juanitos guerra campaban a sus anchas por los aledaños del poder llenando sus alforjas privadas. Era una época en la que se decía que el que tenía que suceder a Felipe aún estaba estudiando Cou…
Ayer en la televisión balear se hablaba de algo muy parecido, al compás de la ubérrima cosecha de escándalos que van aflorando en el seno del partido que ha gobernado las islas en los últimos años y cuyos dirigentes estaban convencidos, al igual que entonces los “felipistas”, de que su alternativa estaba todavía en la guardería. El final del “matismo”, con su líder en vergonzante fuga está siendo igualmente escandaloso y destila una diáfana moraleja: da lo mismo que sean socialdemócratas (presuntamente controladores e intervencionistas) o liberales (laissez faire, laissez passer), la condición humana es inmutable, y la larga permanencia en el poder genera monstruos aquejados por el síndrome del cortijo.
26-IV-08
Con mi calva ruborizada bajo el corajudo sol primaveral me veo envuelto en una discusión surrealista con viejos amigos del continente, a propósito de la ministra de Defensa Carme Chacón. Sostenían mis interlocutores que su nombramiento era no sólo una provocación sino una prueba irrefutable de la ineptitud del Presidente al nombrarla pues a todas luces (sic) se trata de un cargo…para hombres (alguien añadió que además debería saber manejar un fusil).
Confieso que durante un buen rato creí que se trataba de una coña marinera, una forma desenfadada de dejarse mecer en la cuna de un sábado tan benévolo, máxime cuando incluso una de las mujeres presentes defendía tal tesis. Aceptada la teoría de la provocación por mi parte (algo de ello tiene el nombramiento, lo cual me parece saludable en un país tan casposo como el nuestro), negué la mayor mientras me echaba un vaso de agua fría en la calva, por entonces ya en estado crepitante por la doble oleada calorífica. Y es que después de los exasperantemente folklóricos Trillo y Bono, creo que los militares españoles se merecen un poco de seny y sensibilidad. ¿Por qué no puede coger su fusil la señora Chacón?
27-IV-08
¿Quién me mandaba a mí unir mi destino dominguero al del Vive Menorca? Antes sólo pasaba vergüenza con el Barça…
28-IV-08
Hablando de júbilos populares, sería ya hora de limitar sus estragos para la ciudadanía ajena a tales jolgorios. El escritor Javier Marías, quien acaba de entrar en la Academia de la Lengua, lleva años quejándose públicamente del bloqueo que sufre su barrio de Madrid en Semana Santa, en que no puede acceder a su domicilio por causa de las piadosas procesiones. Pues que se lo digan ahora a los vecinos de la Cibeles o a los de las Ramblas en días de incontinencia deportivo-tribal. ¿Por qué no privatizar de una vez estos alardes emocionales, circunscribiéndolos a sus ámbitos, templos y estadios deportivos, sin ir más lejos?
29-IV-08
Sin tiempo para recuperarnos de la enésima versión de Alicia en el País de las Maravillas by Zapatero, anoche en “59 segundos”, nos sacude hoy la imagen del ingeniero austríaco que mantuvo veinticuatro años secuestrada a su propia hija en un zulo, violándola repetidamente, concibiendo hijos/nietos, incinerando a otros. Es el rostro del Horror, no se busquen lenitivos patológicos, ese que ni siquiera hubiera sido capaz de imaginar Kurt, el personaje de Joseph Conrad en “El corazón de las tinieblas”…
Bye, bye, Frank, Samuel, Dinho, Deco, Henry…Snif
30-IV-08
Llamo a un viejo amigo que acaba de perder a su esposa. “Mi vida con ella no tuvo ni un solo momento de infelicidad”, me dice, tan sereno como categórico, y me quedo pensativo, alejada la melancolía por la propia actitud del viudo: ¿llegarán a conocer este tipo de sentimiento las generaciones actuales, sumidas en el frenesí del disfrute perpetuo y la tolerancia cero?
Y desbordado el sentimentalismo, acuden una y otra vez a mi memoria los ojillos vivarachos del niño Carlos desde lo alto de la cabalgadura, el inmenso, indescriptible, dolor de sus padres, la imposibilidad de consolarles. Siri Hustvedt explica muy bien el desgarro de la pérdida de un hijo en su magnífica novela “Todo cuanto amé” (Circe 2003), su lenta cicatrización, la vida sin él…
1-V-08
Mayo 2008. Cuarenta años ya de la legendaria movida estudiantil del siglo pasado, que debería desmitificarse en su justa medida, pero no hasta el punto de considerarla una excrecencia de la historia a la que extirpar, germen de los males actuales de la France y del relativismo que nos asuela (BenedictoXVI & Sarkozy).
El personaje de la última novela de Josep María Quintana “Les revolucions perdudes”, lo único que parece sacar de aquellos días parisinos es una paliza de la policía y el haber visto en directo al mítico Dani el Rojo, un bagaje netamente superior al de tantos progres de salón que llevan cuatro décadas enseñando sus ficticias cicatrices y sus no menos imaginarias orgías.
El Mayo del 68 no fue una revolución, pero sí trajo bajo el brazo la píldora y una ley sobre la interrupción del embarazo en Francia, o lo que es lo mismo ¡nada menos!, el rescate de la sexualidad femenina fuera de la función reproductora, con lo que se ponía la primera piedra de la auténtica revolución del siglo XX: las mujeres al poder. No es un legado baladí…