sábado, agosto 02, 2008

Vent maleit

No sé si es correcto o elegante, pero puedo resistirme a dedicar unas líneas a la serie que creó y dirigió para Internet mi hijo Miguel y que más tarde populizaría la Xerxa de Televisions Locals de Catalunya al emitirla en su programación. El otro día pudimos verla completa en un abarrotado Teatro Principal, el mejor marco posible para su director, mahonés de nacimiento y barcelonés de adopción que utiliza la palabra menorquina "maleit" (rabioso) y no maleït (maldito) para referirse al viento de Menorca.
Ni que decir tiene que me siento muy orgulloso del trabajo de mi hijo, a quien he visto crecer entre cámaras y mezcladores de imagen... y bajo los auspicios de una productora, "Un lloc, un món" que nació como lo que parecía un juego de niños y que no lo era en absoluto, puesto que continúa en la brecha y con su estilo original, impregnadocon un sello inconfundible.
La serie, que pueden hallar los lectores de este blog en el link correspondiente al blog "Un lloc un món" narra las peripecias de una joven aviadora taiwanesa cuyo avión cae en Menorca y se pone a buscar los objetos que perdió en el accidente. En su periplo se encuentra a personajes surrealistas, como la chica que se va enterrando en la arena de la playa, absorta en una contemplación tan embelesada como paralizante de las bellezas de la isla, el saltador que quiere escapar de un mundo empequeñecido, el último chófer que ama a los viajeros pero no a los turistas, la mujer que guarda silencios en una botella, esa otra que lleva cincuenta años con los ojos cerrados negándose a ver la realidad, el fotógrafo de las verdades ocultas, los encadenados a amistades ficticias, los hombres del tiempo detenido que cuentan anécdotas de Jesucristo o Napoleón, la jueza que emite su veredicto haciendo calceta, el enemigo que sobrevuela todos los episodios...
Vista de un tirón (dos horas), la serie alcanza todo su esplendor, con sus insólitas imágenes de una Menorca invernal, su lenguaje narrativo entre onírico, surrealista y metafórico, y las estelares actuaciones de la actriz taiwanesa Chi y la menorquina Elisa Gámez que consigue una personalísima creación de "la mujer de los ojos cerrados", Laura Cubas en su difícil papel de la chica que se va enterrando en la playa, su madre, la siempre eficaz Laura Olives una jueza llena de retranca y sentido práctico, el cameo de la muy conocida Ángels Gonyalons, del propio Juan Cubas, del poeta Ponç Pons y tantos otros...
Repito que no sé si es muy adecuado que un padre hable públicamente de la obra de su hijo, pero ¡qué diablos!, harían mal en perdérsela.