sábado, diciembre 13, 2008

De conferencias, despedidas y enfermedades morales

Publicado en "Diario Menorca", el sábado 13 de diciembre

5-XII-08
Peculiar conferencia en el Ateneo sobre las andanzas de un menorquín hijo de padres desconocidos a quien apellidaron “Llimosner” y criaron en la inclusa mahonesa. La imparte un dicharachero y culturalmente bien pertrechado descendiente, natural de Melilla pero que nunca ha olvidado sus orígenes menorquines ni sus baños juveniles en Biniancolla y que invoca la serendipity (el hallazgo de algo estupendo mientras se buscaba otra cosa) para explicar sus propias raíces menorquinas cuando, en realidad, investigaba las de Albert Camus.
El tal Llimosner tuvo una destacada participación en el suministro de armas a la zona republicana durante la guerra civil, bloqueada como estaba la República por el pacto de no intervención de las potencias europeas, y fue perseguido por la represión franquista hasta etapas avanzadas (el conferenciante expone documentos de la época de los traídos y llevados “veinticinco años de paz”) sin que lograra echarle el capote. No debió ser en absoluto un chisgarabís cuando algún famoso general radiofonista lo mencionaba en sus arengas como ese deleznable “rojo limosnero”…
Más voluntarista que efectivo se mostró el conferenciante para convencer a la audiencia del Ateneo de la hipotética visita de Albert Camus a la Menorca de sus ancestros. No parece que esto fuera así por la sencilla razón de que el nobel francés hubiera dejado constancia de ello, como así lo hizo de su viaje a Mallorca e Ibiza. Su descripción de las parets secas no es prueba suficiente: también las hay en Mallorca.
En cualquier caso, una velada reconfortante para mitigar los efectos nocivos de una de esas noches invernales mahonesas que tanto deprimen a Tomeu Gili.

6-XII-08
En el día de la Constitución, Mahón despide a Toñin Allés, grandullón, vehemente, exuberante, de arrolladora simpatía y profesional de la amistad como viene a describirlo Paco Tutzó en su emotiva necrológica de hoy en Es Diari. Toñín y Paco siempre han estado presentes en mi vida como amigos de mi hermano Quico, mis mayores. Sé lo mucho que se han querido siempre y hoy vuelvo a sentir el chasquido de la guadaña que desmocha cruelmente nuestro paisaje vital.
Pero la vida sigue y palpita con fuerza juvenil en mi casa con el equipo de rodaje de la serie televisiva “Un ou de closca verda” en plena efervescencia. Espero que me dejen ver con tranquilidad el Valencia-Barça. Y que apaguen alguna vez las luces de por ahí donde pasan (¿qué les pasa a los jóvenes de hoy con la iluminación, acaso les da miedo la oscuridad?). De lo contrario puedo sacar lo peor de mí.

7-XII-08
Ebrio de goce futbolístico y antes de atacar los dominicales respondo en el blog a un internauta, un tanto airado, que me inquiere sarcásticamente por el significado de mi afirmación en el pasado dietario de considerarme “filosóficamente” cristiano. Le contesto: “Ser filosóficamente cristiano quiere decir, entre otras cosas, no odiar a quienes piensan distinto y tratar de mantener con ellos un diálogo civilizado y cordial” Me gano el epíteto de buenista, a pesar de que estoy dispuesto a echar del templo a latigazos a los mercaderes y oponerme a escribas y fariseos…
Los dominicales inciden, como no podía ser menos, en el análisis de la última atrocidad etarra. A mí me percute las sienes un latiguillo mil veces escuchado en mi juventud universitaria: “Algo habrá hecho”. Lo repetían los integrados en el sistema franquista, gentes convencidas de ser bellísimas personas que no se metían en lo no debían y por eso, nada malo les ocurría. Cuando tenían noticias de que alguien había sido vejado, torturado o se había caído por la ventana de una comisaría, simplemente miraban hacia otro lado.
Ahora, en realidad desde hace décadas, pero acuciantemente ahora , los buenos vascos vegetan de la misma forma que aquellos franquistas vergonzantes, toman sus potes en animadas pandillas, juegan al mus, como esos amigos del recién asesinado Ignacio Uría que lo sustituyeron inmediatamente por otro amigote como si el empresario hubiera sufrido un simple accidente. “Se vive muy bien aquí”, suelen decir, orgullosos de la euskaldun way of life, pero callan prudentemente ante el exilio forzado de tantos, la extorsión, el tiro a quemarropa o musitan al oído algún equivalente al “algo habrá hecho”, aunque no acaben de entenderlo cuando le ocurre a uno de los nuestros como el infortunado Uría… Y es que hay enfermedades morales difícilmente reversibles.

8-XII-08
Día de la Inmaculada: recuerdos de día grande en Ses monjes d’es Cos. Me veo a mí mismo, alumno aplicado, recitando poemas marianos desde el proscenio del pequeño teatrillo del colegio, recibiendo parabienes, sintiéndome importante por primera y, probablemente, por única vez en mi vida…
Recojo en “Sa Cuina de Mo Mare” de Es Castell (¡los incombustibles hermanos Borrás!) la comida del equipo de rodaje de “Un ou de closca verda” que gentilmente nos facilita el ayuntamiento, y me voy con ella a Ses Cases de Son Saura, fantástico entorno cedido también no menos amablemente por sus propietarios, donde observo la grabación de algunas escenas. Luego compartimos una distendida comida y a la vuelta, rememoro con la actriz taiwanesa Chi mi propio papel de “último chófer” en “Vent Maleit”. Ha sido una sesión acelerada de aprendizaje en la cultura audiovisual para un lletraferit totalmente ignorante en series televisivas…

9-XII-08
Tambores de cierre en la división menorquina de Kraft. Los garfios de la crisis atenazan a una empresa emblemática de la isla. ¡Que el gobierno haga algo!, me espetaba el otro día un amigo peninsular que hasta ahora se tomaba cualquier regulación estatal como una intolerable injerencia en la libertad etc... Sí, hay que hacer algo, pero no sólo el ejecutivo, también empresarios y sindicatos, banqueros…¿Pero qué? Me temo que por el momento Europa no hace sino esperar a Godot / Obama.