19-XII-08
Recibo unos regalos navideños. Me gusta que me regalen (y regalar) vinos y libros, pero ahí es más difícil que acierten. Así como en el vino me basta con que sea agradable al paladar, ya que con rinitis crónica uno no está para demasiadas sutilezas aromáticas, con el libro soy más exigente: me parecería de mal gusto un libro de autoayuda (Coehlo y cosas así), claramente ofensivo uno de misterios encriptados en una catedral del mar o en la Illa del Rei y definitivamente aterradoras unas memorias de José Bono. En fin.
Recibo unos regalos navideños. Me gusta que me regalen (y regalar) vinos y libros, pero ahí es más difícil que acierten. Así como en el vino me basta con que sea agradable al paladar, ya que con rinitis crónica uno no está para demasiadas sutilezas aromáticas, con el libro soy más exigente: me parecería de mal gusto un libro de autoayuda (Coehlo y cosas así), claramente ofensivo uno de misterios encriptados en una catedral del mar o en la Illa del Rei y definitivamente aterradoras unas memorias de José Bono. En fin.
20-XII-08
Pero en fechas tan señaladas uno no puede sustraerse a una somera reflexión sobre El Significado. Todo columnista que se precie lo hace. Que si fiesta cristiana, que si sólo comercial-consumista, que si simple celebración familiar con su componente lacrimógeno por los ausentes, que si olimpiada gastronómico-alcohólica, etcétera…
Pues todo esto y seguramente algo más. Uno mismo se ha declarado “filosóficamente cristiano” y aunque mi hijo mayor, pragmático-confeso, no me entienda y el pequeño sonría y diga que eso son sutilezas de papá “para provocar”, el caso es que no podemos sustraernos al significado cristiano de la fiesta, aunque sea, hoy día, el menos patente. El problema del Nacido fue no dejar textos escritos de puño y letra para que nadie le malinterpretase, empezando por sus seguidores más acérrimos. Porque, sin ir más lejos fue, además de adalid del amor universal, el pionero de la separación entre religión y política (“Dad al César lo que es el del César y a Dios lo que es de Dios”). Casi nada.
En cuanto al matiz lúdico-consumista, no va mucho conmigo ni con mi unidad familiar tradicional (a ninguno de nosotros nos gusta ir de tiendas, y sólo compramos cuando nos hace falta algo). ¿Fiesta familiar? Claro que sí. Creo que la Navidad es, fundamentalmente, la fiesta de la familia, en todas sus modalidades, y de los niños primordialmente, en cuyos cerebros va a quedar grabada indeleblemente como sinónimo de felicidad, días de reencuentros y nostalgias, visitas postergadas, llamadas a larga distancia y generosidad. Amigos, familiares, recuerdos, calor de hogar, manjares, el amor universal con el copyright de Jesús… ¿A quién puede disgustarle todo eso? Elemental, querido Watpons: a aquellos a quienes la vida les ha ido despojando de alguna o de todas esas cosas. Y a los misántropos vocacionales. Paz también para ellos.
21-XII-08
¡Alguien hace autocrítica! Ni más ni menos que un entrenador de fútbol y de casa, declara hoy en Es Diari que “el partido lo perdió él, no los jugadores”. Pero no se queda aquí el amigo asturiano Elías Noval, míster del Mercadal, en lo que podría haber sido uno de los consabidos brindis al sol, sino que lo explica y lo concreta: “Me siento muy responsable de la derrota porque fue hacer el cambio de Bili y perdimos situación en el campo y ahí se nos fue el partido. Los entrenadores, a veces, en vez de arreglar las cosas las estropeamos.”
Bien, y tirando por elevación, ¿cuánto daríamos por escuchar un mea culpa de Aznar por haber apoyado incondicionalmente al orate Bush?, ¿o a nuestro ínclito presidente Zapatero por sus escalofriantes frivolidades sobre la crisis?
23-XII-08
José A. Fortuny explica en la revista “Jo també” que edita la “Fundació per a Personas amb Discapacitat Illa de Menorca” las flagrantes insuficiencias de la Ley de la Dependencia que no tiene más virtudes que la de haber abierto el debate sobre los derechos de estas personas tan especiales que no necesitan dádivas sino que se les ayude a llevar una vida independiente. Está todo por hacer…
24-XII-08
Por la mañana, luminosa y azul, observo compungido la mirada desvalida de un caballo encerrado en un cuchitril tenebroso. Parece suplicarme pero no puedo hacer nada aunque lo haría todo, hasta montarlo (a pesar del pánico que me suscitan los équidos) y surcar los prados en su lomo para que me mostrara, crines al viento, su mundo, ahora recluido entre cuatro angostas paredes.
Por la tarde voy a ver a mi tía nonagenaria también encerrada en un mundo cada vez más limitado. Este año ya no podrá venir a comer con nosotros. Le hablo y parece no entender. Pero sus ojos desvelan una profunda amargura. Y yo me voy de fiesta, es Nochebuena.
25-XII-08
Día sin prensa, Internet no es lo mismo, no despide aroma de tinta; difícil tesitura para el adicto, que cierra también su dietario para tomarse unas vacaciones invernales. Tiempo de viaje, reflexión, reciclaje intelectual… de descanso para los lectores. Bones festes i feliç Any Nou para todos aquellos que respetan a sus semejantes (si encima los aman ya es de matrícula de honor).
26-XII-08
Llamo a Bosco, el director, para añadir algo: “Profunda reflexión sobre la cacareada desestacionalización turística. Mientras peregrino, cada vez más cabreado, de librería en librería, todas cerradas, en busca de periódicos nacionales, me imagino a un turista español en mi tesitura, un festivo de invierno en Maó / Mahón… ¡Sin periódicos! En fase claramente histérica, me acuerdo del aeropuerto. Llego allí con el corazón palpitante de emoción, pero el kiosko está fuera de servicio, vallado por las obras. Vuelvo a Maó / Mahón, acongojado, pero súbitamente me acuerdo de mi vecino y amigo Lando (¿y si estuviera de turno?), y subo de nuevo al aeropuerto. Y ¡Eureka!, Lando está ahí, facturando. Llego hasta él jadeante, con aire de profundo desvalimiento. ¿Podrías?, le imploro. Y mi benefactor navideño se encamina raudo a la zona de embarque y regresa sonriente con el más preciado de los regalos navideños: mis periódicos favoritos. Gracias, Lando Papá Noel. Y a los Reyes Magos les pido carbón para quienes propician una situación tan kafkianamente desestacionalizada”.