Concluimos el "Taller de Articulismo" y me remonto al primer consejo útil que me dieron a los doce años, cuando colgaba mis crónicas futbolísticas de los tablones de anuncios: antes de escribir, lee, lee mucho. Y así empecé a hacerlo de forma metódica, casi nunca compulsiva hasta hoy mismo, en que bajo el árbol centenario termino "Ana Karenina", una imperdonable laguna en mi historial lector, como lo fuera "En busca del tiempo perdido" los veranos anteriores.
Hablo también del ojo clínico para explicar el advenimiento de una idea de artículo: la puesta en marcha simultánea de varios circuitos cerebrales que relacionan unos casos clínicos con otros, experiencias vividas, diferentes lecturas, intuiciones, y replanteo dos preguntas básicas a la hora de escribir: ¿Tengo algo que decir que no se haya dicho de tal o cual asunto?, ¿puedo repetir algo con un sesgo original?
Me refiero luego al "periodismo sin periódicos" que se dice que viene, dada la triple crisis del periodismo tradicional a que hacía referencia el domingo pasado Milagro Pérez-Oliva, Defensora del Lector de el diario El País, la propia del descalabro económico, la crisis del modelo industrial con la eclosión de los diarios on line, y la de credibilidad de los periodistas a quienes la gente ve formando parte de un grumo con las elites sociales y las de los partidos. No hay más futuro para el periodismo tal y como lo conocemos que la calidad en los análisis y la dignificación de la profesión periodística, que pasa, inevitablemente, por una adecuada remuneración.
Me refiero luego a la importancia de las formas, tando de respeto al idioma (homenaje al inolvidable Lázaro Carreter, cuyo libro "El dardo en la palabra" sígue siendo imprescindible) como las que hacen referencia a la dignidad de las personas (no todas las opiniones son respetables, las personas que las emiten, sí) y al papel esencial del matiz frente al auge de los discursos jaula ( "los impuestos son un expolio", "todos los políticos son iguales", "los nacionalismos ajenos son malos y el mío bueno y natural", etcétera).
Por último aconsejo no buscar sólo aquellas opiniones que corroboran nuestros prejuicios sino abrirse al que opina distinto y a la posibilidad de que nos convenza si sus argumentos son más sólidos que los nuestros; está bien tener convicciones, pero no hasta el punto de no admitir evidencias en su contra.Investigar, cual zahorí el curriculum de quien escribe una tribuna supuestamente sesuda ( hoy día proliferan los pretendidos científicos o historiadores que dan gato por liebre). Finalmente abogo por la inclusión de la lectura de la prensa diaria en los colegios, incluyendo naturalmente, todo el espectro ideológico, lo que de paso llenaría de contenido plural la controvertida asignatura de Educación para la ciudadanía".
Como colofón al cursillo leo varios pasajes de la madre de todos los artículos. el "Vuelva usted mañana" de Mariano José de Larra y expurgo mis propios recortes-joya de artículos aparecidos en prensa nacional en los últimos treinta años y que como obras imperecederas que son aguantan impertérritos las heridas del tiempo.