lunes, diciembre 03, 2007

Esquitxos

En plena depresión anímica por el nuevo atentado mortal de ETA, esta mañana se abre una ventana al optimismo: Hugo Chávez ha perdido su referéndum. Son asuntos independientes, esto es claro, pero así es la vida, cuando estamos tristes buscamos un hilo de esperanza, y no hay duda que éste lo es porque refleja la vitalidad de la sociedad civil en cuanto se le ofrece la más mínima oportunidad.
La sociedad venezolana, desarticulada políticamente por la omnipresencia del populismo chavista, ha dado un mentís rotundo a la impunidad de los intentos de subvertir la democracia en pleno siglo XXI. Lo que ocurrió en Weimar, cuando el partido nazi minó la democracia tras haber ganado unas elecciones ha sido abortado en Venezuela. Aleluya.
Otra cosa puede ser la reacción del peculiar presidente: en similares circunstancias, al perder un referéndum que ellos mismos habían conovocado se fueron elegantemente De Gaulle en Francia el año 1969 y ¡Pinochet! en Chile, creo que el 1990. Difícilmente va a ocurrir algo así en Venezuela dado el talante del ex golpista, pero las señales emitidas hoy por el pueblo venezolano alivian a todos los demócratas del mundo.