Publicado en "Cartas al director" en "El Pais" el jueves 10 abril
He decidido personarme en Bruselas para protestar enérgicamente por la autorización que se piensa otorgar al uso de teléfonos móviles en los aviones. He pensado proceder a una quema de libros al estilo farenheit, porque de eso se trata: los móviles empezaron por imposibilitar cualquier atisbo de lectura en los trenes (uno de los placeres más sutiles que conocía, paisaje -libro, libro-paisaje) y ahora se pretende que acaben con la lectura en los aviones (otro placer inenarrable, además de eficaz ansiolítico para los temores inherentes a la levitación). Oirán hablar de mí en los telediarios.