Bueno, ya está. El Barça lo hizo de nuevo. Completamente al revés que en casi toda mi vida en que el sino era perder perder y volver a perder, y ver siempre la grupa del equipo del No-Do. Ahora gana, gana y gana incluso cuando uno ya ha arrojado la toalla y estaba ya con el paño de lágrimas en la mano. Muy bien, el año ha sido colosal, único, irrepetible, pero ¿Ahora qué?
Porque habrá que empezar a perder algo digo yo, máxime cuando vemos crecer implacablemente al Poder Blanco. ¿Y cómo se va a metabolizar eso después de tanto éxtasis victorioso? Los culés necesitamos urgentemente un centro de deshabituación al éxito. Y seguro que los hay : jamás hubiera sospechado que los hubiera para adictos al sexo (¿Cómo íbamos a pensar los hijos del franquismo que una actividad tan deseada como mitificada pudiera llegar a causar adicción?), y seguro que los hay para el éxito futbolístico. Si los madridistas hubieran recurrido a ellos ahora no sufrirían de ansiedad.