JUEVES, 12
Un repaso a la prensa digital me hace
sonreír con el presunto (luego resulta que no fue tal) ataque de celos de
Michèle Obama con el selfie de su
marido con la primera ministra danesa (de bastante buen ver), y me entero de
que así se llama el autorretrato con el móvil. Pero es que los periódicos
vienen hoy trufados de términos parecidos, así resulta que una tal Myles Circus
hace twerking (simulación del acto
sexual) con Papá Noël, que otros hacen drelfie
(autorretrato en estado de ebriedad), que se ha puesto de moda el clubbing en lo que se llama “moda Morning Glory”, en clubes que abren de
las 6.30 a 10.30 de la mañana y en los que no se sirve alcohol, sólo batidos y
café, y que el Ayuntamiento de Barcelona lanza un app para localizar las 1650
fuentes para beber que hay en la ciudad. Está claro que pronto no harán falta tils…
Vuelvo a por la tarde-noche a la
prensa y no se habla de otra cosa que del symposium
“España contra Cataluña” o “del odio” según la prensa nacional, pero sobre todo, de la pregunta promovida por la Generalitat que es tan clara (en su
complejidad) e inequívoca como la fulminante reacción gubernativa, “No se
realizará”. Un bon brou i bullit para las fiestas.
VIERNES, 13
En la interesante encuesta realizada por GADESO hace
unas semanas, se pone de manifiesto que los ciudadanos baleares, en su mayoría
(un 55%) se sienten tan baleares como españoles mientras un 20% más baleares
que españoles, un 12% más españoles que baleares, un 7% sólo baleares y un 6%
sólo españoles. Lo que me ha llamado la atención es que la doble identidad
balear-española es sensiblemente más baja en Menorca que en las otras islas: un
51% para los menorquines por un 56% para mallorquines y un 57% para ibicencos…
¿Ocurre lo que creo que ocurre? Que no somos tan pocos los que nos sentimos filobritánicos y que no nos hubiera importado que se hubiesen quedado aquí aunque fuera por no tener que ser compatriotas
de tipos como Bono, Aznar o Rouco Varela y poder
estudiar, sin necesidad de estrambóticos
tils, la modalidad menorquina del
inglés (ull blec por black eye y cosas así).
SÁBADO, 14
Comida familiar en Madrid que me
sirve para catar el recargado ambiente navideño de la capital de las Españas
(algunos no se han enterado de que hay varias, y así nos va). Ya en la isla
había notado un cambio luminoso en el semblante de mis congéneres en estos días
de diciembre, que aquí, en la Puerta de Sol y relaxing Plaza Mayor se hace rutilante (y algo agobiante). A pesar
de la crisis, se advierte en el febril azacaneo de la gente un deseo de
felicidad por protésica que sea. Y está bien que sea así por lo menos una vez
al año aunque preferiría ver sonreír en todas las estaciones del año por
motivos nimios de la vida diaria que por este simulacro comercial-lacrimógeno
(pienso esto en el viaje de vuelta, ante la imposibilidad metafísica de leer,
siempre me tocan al lado todos los niños del avión).
Por
ejemplo, me gustaría que me devolvieran una sonrisa ( todo el año) cuando cedo galantemente el paso a un coche
aprisionado en una bocacalle o que me comentasen algunas palabras escritas
capaces de suscitar un rictus amable o una disensión razonada, o que no estuviesen
tecleando frente a mí todo el rato en una comida pretendidamente fraternal, o
que me sonrieran indulgentemente en vez
de increparme con gesto amenazador cuando me equivoco de vía en una rotonda, o
que mi mujer me dijera sí cariño
cuando le imparto una conferencia sobre la necesidad cultural de ver dos o tres
partidos ingleses en el fin de semana …
DOMINGO, 15
Termino la lectura de “Hospital
Cínico”, la novela de mi amigo Diego Prado, un caso curioso de amistad, ya que
de pequeñito jugaba a los vaqueros con su madre en mi casa de la calle de Ses Moreres, y de mayor juego a escritores con él, un lletraferit que recrea en su novela el
transcurso de un vertiginoso día en un gran hospital de Barcelona, convertido
por la imaginación del escritor en un microcosmos con vida propia, en la que se
mezcla la dolorosa realidad hospitalaria y la
fantasía onírica, con incursiones del personaje en el paraíso y el
infierno que como sabemos, están ambos en nuestro interior, juntos y
revueltos. Son varias novelas en una y como tal
la presentaremos el día 30 en la Llibreria
Catalana.
VIERNES, 20
Revival: Ley
mordaza para manifestaciones, digna de los tiempos de plomo, Ley del Aborto que
nos retrotrae a 1985, ley Wert de
involución autonómica y restauración confesional, Santiago y cierra España en el asunto catalán, y como guinda, la
balear Ley de Símbolos”, un esperpento censurador. Más vale tomarse cuatro
copas para digerir tamaña Reconquista.
Bones festes a tothom.