lunes, marzo 05, 2007

Dietario 3 Marzo 2007

Dietario publicado "Diario Menorca" el sábado 3 de Marzo 2007

23-II-07
Se inaugura el nuevo hospital y me sobrevienen sentimientos encontrados. Por una parte cierta melancolía por no verme allí, bata en ristre, contribuyendo con mi granito de arena, por otra, ilusión, porque por lo menos mi hijo sí estará en el Mateu Orfila, siguiendo la estela familiar (tercera generación de oftalmólogos), y por último, una inquietante visión premonitoria en la que me veo allí, sumiso y amedrentado, tratando mis futuros achaques.
Realmente se trata de un hito histórico para los menorquines, un salto de calidad (“perceptivo”, según puntualiza mi colega y amigo Francisco J. Herrero) acorde con los tiempos de grandes avances sanitarios. Siempre cuento lo mismo, soy un plasta, pero es una anécdota muy expresiva: sólo hace treinta años que empecé a operar cataratas en Sa Residencia…con una hojita de afeitar “La Sevillana” y a ojo de buen cubero; los pacientes permanecían cinco días internados en reposo casi absoluto, estábamos prácticamente vendidos ante las complicaciones, tentando permanentemente la suerte, y si todo iba bien, les endosábamos unas gafas de ¡catorce dioptrías!, con las que chocaban con las esquinas…
Hoy día, en que operarse de cataratas dicen que es tan sencillo, la infraestructura necesaria (el coste, alfil y al cabo) es tan descomunal como los resultados, les damos de alta a las dos horas de la intervención, y con las actuales lentes intraoculares multifocales, muchos de ellos ni siquiera necesitan gafas de cerca... El salto de calidad, en la nuestra y otras especialidades ya está dado, al margen del nuevo hospital. Tiene razón el doctor Herrero.
El nuevo hospital es también un mentís al neoliberalismo rampante del “Estado mínimo” que nos viene de Norteamérica, donde prácticamente no existe la sanidad pública. Aquí hablamos de un servicio de primera calidad, pagado por los impuestos de todos, en el que no se discrimina a ningún ciudadano. Y es que la Vieja Europa debe porfiar por salvar de la pira competitiva el Estado de Bienestar, por lo menos en salud y educación, sus principales señas de identidad.

24-II-07
La llamada “imaginación visual”, la asombrosa capacidad del sistema visual humano para hacer suposiciones basándose en imágenes fragmentarias, es la base del llamado “ojo biónico”, cuyos resultados presentó hace unos días Mark Humayun, profesor de ingeniería biomédica del instituto Doheny, ante la Asociación Americana para el Avance de las Ciencias.
Un ojo “biónico” llamado Aarhus, que consta de una pequeña cámara de vídeo instalada en unas gafas y conectada a un microprocesador implantado en la retina, ha permitido recuperar un cierto grado de visión a seis pacientes de retinosis pigmentaria, una enfermedad heredodegenerativa que va deteriorando fatalmente los receptores retinianos; el ingenio ha permitido a algunos enfermos sumidos en la oscuridad evitar la rama de un árbol o ver la silueta de sus hijos. Aunque los investigadores se conformaban con que distinguieran entre la luz y la oscuridad, la “imaginación visual” (el cortex cerebral visual, para ser más exactos), les jugó una buena pasada a los investigadores, rellenando las imágenes como ocurre en el dibujo que ilustra este comentario.
De momento no es más que un ensayo clínico, pero deja entornada la puerta de la esperanza para miles de pacientes para los que hoy día no tenemos soluciones. Y es que este siglo nos va a dar muchas sorpresas con las todavía misteriosas funciones cerebrales…

Despedimos con pena pero también con gloria a los hijos del pecado de Tronya y Allen (encantados de la vida, por cierto). Pantxo, Jazz y Tomás ya están en sus nuevas familias, seleccionadas en base a sus sólidos principios: nada de conspiradores ni empecinados en general, sólo gentes sencillas y con determinada sensibilidad (casualmente no ha habido postulantes madridistas). En fin, adiós, pequeñuelos, fue precioso mientras duró, pero que os limpien el culito a partir de ahora Alba, Joana y Sandra…

25-II-07
De nuevo el debate sobre la libertad de expresión a raíz de la suspensión en TVE de la emisión de una entrevista a José María García. Sin saber lo que vociferaba el tal García, a quien recuerdo como un auténtico energúmeno de las ondas, al que no resistía más allá de cinco minutos, como me ocurre ahora con el tal Losantos (por cierto, me parece sumamente estimulante que al obispo Joan Piris le pase lo mismo que a mí, según me confirma en un cordial email), estoy a favor de la decisión de los directivos de la televisión pública.
Es más, si algún día lograra acceder al único cargo que ambiciono con pasión inútil, el de coordinador de colaboraciones de esta casa, mis tijeras estarían permanentemente afiladas, y es que hay expresiones y opiniones (en cursiva, claro que sí), que lejos de ser respetables son directamente incinerables, por no aportar nada más allá de una cháchara de taberna, o por salirse completamente del ámbito de la tolerancia y el mínimo respeto a las personas. Sí, reconozco que sería un gran censurador. Empezando conmigo mismo, of course.