Publicado en "Diario Menorca" y en "Ultima hora" el 27 de marzo
Contrariamente a lo que creía la mayoría de científicos hasta hace bien poco, el cerebro se renueva constantemente y el nacimiento de nuevas neuronas y su ubicación están regulados por la actividad mental. Cuanto más usamos nuestro cerebro más neuronas creamos, y estas nuevas neuronas van a parar a las partes del cerebro que más usamos, en pocas palabras, podemos aumentar la longevidad del cerebro ejercitándolo, según afirma el catedrático de Neurología de la Universidad de Nueva York Elkhonon Goldberg en su último libro “La paradoja de la sabiduría” (Drakontos, bolsillo 2007).
La personalidad, añade el profesor de neuropsicología y funcionamiento cognitivo, no es un atributo extracraneal, sino un producto del cerebro, que se va moldeando a través de nuestra vida, de nuestras acciones y de nuestra interacción con el medio. Cada vez parece más claro que si bien todos los humanos compartimos el 99% del genoma, somos diferentes gracias a los mil billones de conexiones neuronales, personales e intransferibles, y que, por tanto, es posible hacernos a nosotros mismos a pesar de los innegables determinismos.
Por su parte, el profesor Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología Humana en la Universidad Complutense de Madrid, conferenciante el próximo viernes en el Ateneo de Mahón, sostiene en su libro “El cerebro nos engaña” que “se equivocan quienes mantienen que el cerebro es un simple ordenador de aplicación general que puede utilizarse para resolver cualquier problema, porque no tienen en cuenta lo evidente de la evolución del cerebro humano en interacción con el entorno que el propio hombre crea”.
Una de las funciones más emblemáticas del cerebro es la memoria, que según el profesor madrileño, dista mucho de ser fidedigna, resultando que para el cerebro es más útil una historia plausible que la propia realidad.
¿Tiene entonces razón el escritor colombiano Gabriel García Márquez cuando escribe que “la vida no es la que uno vivió sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”? Sí, si nos atenemos a la tesis del profesor Rubia, quien sostiene que lo más asombroso es la capacidad cerebral para rellenar huecos informativos con fabulaciones, irrealidades, con tal de salvar una historia plausible, o lo que es lo mismo, la de crear informaciones falsas, lo que no deja de ser preocupante de cara al uso de información que creemos fidedigna.
Al parecer, y siguiendo a Rubia, la memoria nos engaña de dos maneras por lo menos. Por una parte, almacenando información de forma inconsciente, información que cuando sale a la superficie parece algo maravilloso o sobrenatural, y por otra, mezclando los contenidos reales de la memoria con otros imaginados, irreales, para construir historias más o menos coherentes que, naturalmente, no son verdaderas.
De estas y otras interesantes cuestiones del funcionamiento cerebral se hablará en el Ateneo a lo largo de un ciclo que se inicia el viernes 28 con el profesor Rubia, una serie de conferencias que pretende acercarnos a uno de los secretos mejor guardados por la naturaleza humana, los mecanismos de la mente humana, hasta que las modernas técnicas de imagen funcional han empezado a desvelarlos. Éste va a ser sin duda ninguna el “siglo del cerebro” y nada mejor que empezar a conectar nuevas neuronas para entenderlo.
La personalidad, añade el profesor de neuropsicología y funcionamiento cognitivo, no es un atributo extracraneal, sino un producto del cerebro, que se va moldeando a través de nuestra vida, de nuestras acciones y de nuestra interacción con el medio. Cada vez parece más claro que si bien todos los humanos compartimos el 99% del genoma, somos diferentes gracias a los mil billones de conexiones neuronales, personales e intransferibles, y que, por tanto, es posible hacernos a nosotros mismos a pesar de los innegables determinismos.
Por su parte, el profesor Francisco J. Rubia, catedrático de Fisiología Humana en la Universidad Complutense de Madrid, conferenciante el próximo viernes en el Ateneo de Mahón, sostiene en su libro “El cerebro nos engaña” que “se equivocan quienes mantienen que el cerebro es un simple ordenador de aplicación general que puede utilizarse para resolver cualquier problema, porque no tienen en cuenta lo evidente de la evolución del cerebro humano en interacción con el entorno que el propio hombre crea”.
Una de las funciones más emblemáticas del cerebro es la memoria, que según el profesor madrileño, dista mucho de ser fidedigna, resultando que para el cerebro es más útil una historia plausible que la propia realidad.
¿Tiene entonces razón el escritor colombiano Gabriel García Márquez cuando escribe que “la vida no es la que uno vivió sino la que recuerda y cómo la recuerda para contarla”? Sí, si nos atenemos a la tesis del profesor Rubia, quien sostiene que lo más asombroso es la capacidad cerebral para rellenar huecos informativos con fabulaciones, irrealidades, con tal de salvar una historia plausible, o lo que es lo mismo, la de crear informaciones falsas, lo que no deja de ser preocupante de cara al uso de información que creemos fidedigna.
Al parecer, y siguiendo a Rubia, la memoria nos engaña de dos maneras por lo menos. Por una parte, almacenando información de forma inconsciente, información que cuando sale a la superficie parece algo maravilloso o sobrenatural, y por otra, mezclando los contenidos reales de la memoria con otros imaginados, irreales, para construir historias más o menos coherentes que, naturalmente, no son verdaderas.
De estas y otras interesantes cuestiones del funcionamiento cerebral se hablará en el Ateneo a lo largo de un ciclo que se inicia el viernes 28 con el profesor Rubia, una serie de conferencias que pretende acercarnos a uno de los secretos mejor guardados por la naturaleza humana, los mecanismos de la mente humana, hasta que las modernas técnicas de imagen funcional han empezado a desvelarlos. Éste va a ser sin duda ninguna el “siglo del cerebro” y nada mejor que empezar a conectar nuevas neuronas para entenderlo.