Prosiguen las turbulencias económicas...¿Hacia la tormenta perfecta?, mientras el personal se divierte con la publicación de sueldos y patrimonio de los parlamentarios. ¿Transparencia? Aunque la declaración de bienes en sede parlamentaria me parezca buena para la salud democrática, una especie de guerra preventiva contra la corrupción, su publicación en los medios me parece la obscenidad de las obscenidades, una concesión al morbo totalmente innecesaria y contraproducente porque las interpretaciones malévolas, de las que estos días andan repletos períodicos, radios y televisiones no hacen sino acrecentar el descrédito de los políticos y de la política.
Y es que, mal que nos pese, necesitamos más que nunca La Política para salir de este embrollo, política de altura que embride las pretensiones (¿pulsiones?) de capas crecientes de las modernas sociedades partidarias de soluciones "fáciles" a problemas tan delicados y trascendentales como el de la inmigración o los sistemas de protección social. El anarquismo de izquierdas fue una lacra en los comienzos y ahora lo es el más sutil y "civilizado" de derechas. Ojo al Tea Party y sus epígonos europeos.