Cambio de paradigma en Menorca: se allana el camino a inversores, se rompe el tabú de los campos de golf (esperemos que sólo sean dos o tres, con aguas recicladas y sin impacto urbanístico, como aseguran los nuevos mandatarios), la balanza marítima se desequilibra hacia Ciutadella (Port-Maó tiene que reiventarse y cuando antes nos pongamos manos a la obra, mejor), soplan vientos castellanizantes y neo religiosos, todo ello en medio de una tormenta económica que amenaza con acabar siendo tenebrosamente perfecta.
Mientras tanto, el tullido lee, escribe estas notas en su blog como gimnasia mental, lee novelas postergadas, ve películas del Oeste suministradas por el experto cinéfilo Mario Delgado (¡qué gozada sentirse de nuevo niño de post guerra extasiado ante las hazañas de Gary Cooper en "Tambores lejanos"!), y ¡por fin! ataca un manual de gramática catalana para tratar de dominar sus rudimentos y poder comunicarse vía e-mail con los suyos en su lengua materna. Aunque, eso sí, para no soliviantar a los celosos guardianes de nuestra modalidad, da rienda suelta a identitarios ¡idòs!, ralla consigo mismo en lugar de enraonar, e incluso flastoma con un ¡vatuadell sagrat!, recordando tiempos mallorquines, cuando se da de bruces con las dichosas excepcions.
Al final de la mañana recibe buenas noticias del exterior sobre el nuevo paradigma. Al parecer la flamante alcaldesa de Maó / Mahón (que, en mi opinión, así debería rotularse) ha efectuado nombramientos de cargos de confianza que están en las antípodas del sectarismo habitual, basándose úicamente en la solvencia profesional. Un ejemplo insólito en nuestro país de países.