Ante el inexorable "hecho biológico" que parece van a sufrir más pronto que tarde dos de los más acreditados dictadores que han hecho del siglo XX uno de los más atroces de la historia, vamos a sufrir, previsiblemente, un bombardeo mediático a cual más sectario, aunque el general Pinochet lo va a tener más crudo debido a su ingeniería contable con fondos suizos(¿quién defiende eso más allá de Julián Muñoz o el ex alcalde de Andratx?).
El caso de Fidel va a ser peliagudo, pues no acaba de perder su mística de guerrillero "Robin Hood", sobre todo para parte de la intelectualidad de izquierdas, personificada en el nobel colombiano Gabriel García Márquez, pero extensiva a muchos "rojos" irredentos que aún ven en el "Comandante" y sobre todo en su lugarteniente Che Guevara, el paradigma de la revolución pendiente.
En estos momentos en que se adivina el fin del castrismo (tampoco pudo haber franquismo sin Franco), conviene leer la magnífica biografía del Che que acaba de publicar en Anagrama el historiador estadounidense Jon Lee Anderson, hurgando en fuentes personales ( los diarios del propio Guevara), familiares, archivos del gobierno cubano y fuentes bolivianas cercanas a la captura y ejecución sumarísima del médico y guerrillero argentino,uno de los iconos de la generación del mayo del 68.
Acudir a la historia siempre nos ayuda a conocer el presente, máxime cuando se avecina una apasionante y esperemos que pacífica y fructífera transición en Cuba. Pinochet interesa menos, aunque no faltarán los exégetas del papel del general en el notable momento de desarrollo económico de Chile.
El caso de Fidel va a ser peliagudo, pues no acaba de perder su mística de guerrillero "Robin Hood", sobre todo para parte de la intelectualidad de izquierdas, personificada en el nobel colombiano Gabriel García Márquez, pero extensiva a muchos "rojos" irredentos que aún ven en el "Comandante" y sobre todo en su lugarteniente Che Guevara, el paradigma de la revolución pendiente.
En estos momentos en que se adivina el fin del castrismo (tampoco pudo haber franquismo sin Franco), conviene leer la magnífica biografía del Che que acaba de publicar en Anagrama el historiador estadounidense Jon Lee Anderson, hurgando en fuentes personales ( los diarios del propio Guevara), familiares, archivos del gobierno cubano y fuentes bolivianas cercanas a la captura y ejecución sumarísima del médico y guerrillero argentino,uno de los iconos de la generación del mayo del 68.
Acudir a la historia siempre nos ayuda a conocer el presente, máxime cuando se avecina una apasionante y esperemos que pacífica y fructífera transición en Cuba. Pinochet interesa menos, aunque no faltarán los exégetas del papel del general en el notable momento de desarrollo económico de Chile.